Anastasia María Benavente y la obra chilena “Cabaret Travesía Travesti”: “Más que intensiones estéticas, este montaje tiene propósitos políticos”

“Hemos hecho de nuestros cuerpos banderas y armas de lucha”, explica en esta conversación exclusiva el performer, activista y académico de la Universidad de Chile, Adolfo Esquivel.

Junto a la colectiva Locas, Putas y Brillantes -y desde su rol como Anastasia María Benavente- lleva adelante “Cabaret Travesía Travesti”, obra que en formato de teatro, danza y performance pone el dedo en la llaga ahí en eso que denominan “heteroparadigma”.

Adolfo/Anastasia enfatiza que vivimos en un mundo regido por leyes basadas en esa idea, lo que provoca que muchos travestis -por ejemplo- todavía sigan siendo sepultados con sus nombres masculinos, de los que –obviamente- huyeron toda su vida.

“Cabaret Travesía Travesti” ofrece desde el cabaret una mirada diferente, una propuesta poco conocida en un país que –explica Anastasia- “existe homofobia, transfobia, clasismo, racismo, arribismo, xenofobia y fascismo”.

La propuesta se estrena el jueves 22 de noviembre, a las 20 horas, en la Sala Agustín Siré, Morandé 750, Santiago.

Incluye una breve temporada en el citado espacio durante los siguientes días de noviembre: viernes 23 y sábado 24; jueves 29 y viernes 30. Se suma el sábado 1 de diciembre.

La entrada general tiene un valor de $5.000.- mientras que para estudiantes y Tercera Edad es de $3.000.-

¿Cómo evalúan el actual estado de cosas con respecto al heteroparadigma, considerando los –aparentes- cambios que se han producido en Chile durante las últimas dos décadas?

– El heteroparadigma fue instalado hace siglos durante la colonización y goza de buena salud hasta el día de hoy. Si bien, el feminismo ha movilizado a muchas personas, aún no se puede hablar de una conciencia masiva que logre desarticular el paradigma.

Hablar acerca de diversidad o igualdad de derechos implica darle la razón a ese sistema, ya que la lucha por esos derechos tiene sentido bajo la lógica de dominación. No obstante, vivimos en un mundo regido por esas leyes y -por ejemplo- las compañeras travestis están siendo sepultadas con los nombres masculinos, nombres de los que huyeron toda su vida.

Por lo tanto, resulta necesario avanzar como sociedad, respondiendo a luchas históricas de los movimientos LGBTI y tantos otros. Eso sí, nuestra postura es más radical, deseamos construirnos fuera de ese heteroparadigma binario, violento y opresor.

En Chile, hay homofobia, transfobia, clasismo, racismo, arribismo, xenofobia y fascismo. Si bien, durante algún tiempo era mal visto tener este tipo de conductas y la gente las practicaba de forma más solapada, todo lo que está ocurriendo con los gobiernos conservadores que brotan en el mundo hace resurgir con más fuerza todos estos vicios de la humanidad.

Discursos de odio como los de Trump, Bolsonaro, Macri y Kast, encienden la llama de los corazones fascistas. En el caso de Chile, entonces, llegamos a un episodio tan violento como el asesinato de Camilo Catrillanca en un operativo de Estado.

Con esto, la clase burguesa -que se ha hecho rica a costa de la usurpación de territorios, explotación y colusión- se siente protegida y feliz ya que -por fin- alguien haga algo por ellos, víctimas de la barbarie mapuche. Por lo tanto, no se ha avanzado mucho, más bien, se han acrecentado las diferencias.

Y en esa evaluación que ustedes realizan ¿en qué aspectos centran la perspectiva de su propuesta? ¿Qué cambios aspiran generar en el público?

– Básicamente, lo que deseamos es visibilizar la violencia estructural que el heteroparadigma ha infringido en contra de las travestis. Más que pretender intensiones estéticas, este montaje tiene –en rigor- propósitos políticos.

Sin embargo, estamos en el terreno del arte, por lo que el modo de decir tiene que ser muy pensado y ser –además- estratégico. Usamos el formato “cabaret”, para embaucar a los espectadores, quienes van con la intención de ver un espectáculo travesti, que en la mayoría de los casos está ligado a la diversión y el show.

En un comienzo les brindamos lo que buscan. Los recibimos vestidas de alto cabaret, les servimos los tragos. Porque en un cabaret se bebe, fuma y baila. Les mostramos la cara más bella, los entretenemos, hasta que nos empiezan a preguntar «¿Cuándo comienza el espectáculo?» A lo que respondemos: «¡Ya empezó!»…

Nuestra puesta en escena no se rige por los patrones de inicio-medio-fin, creado por uno de los misóginos más grandes de la humanidad como lo fue Aristóteles.

Mientras se van sucediendo los cuadros, vamos de a poco y con mucha lubricación metiendo nuestro discurso más radical.

Ponemos de manifiesto todas las lógicas de dominación impuestas por el sistema. Religión, lenguaje, raza, objetividad de conocimiento, y binarismo de género, entre otros. Vamos deconstruyendo el mundo, fragmentándolo, para ver por entre los intersticios del universo roto.

Evidenciamos algunos crímenes de odio en contra del cuerpo travesti, no sólo en Chile sino también de los países que hemos visitado, como el caso de Diana Sacayan de Argentina y Wanda Fox en Colombia.

En ese sentido ¿por qué optan por esta performance? ¿Qué ventajas les ofrece a su propuesta?

La obra se construye bajo una lógica multimodal del discurso, es decir, un mensaje creado por diversos códigos de significación. Teatro, danza y performance, son los géneros principales del cabaret.

Utilizamos la performance ya que consideramos que esta práctica tiene un carácter epistemológico, es decir, una forma para transmitir conocimiento y generarlo.

Con la colonización se instaló una hegemonía epistémica que está dada por la escritura. Consideramos que algo es cierto y que tiene validez cuando está escrito, nuestro currículum es un gran libro. Por lo tanto, la performance tiene la potencia de subvertir esta hegemonía, ya que es una práctica corporizada, capaz de hacer que el público se convierta en un espect-actor, es decir, que sea uno más.

La performance está muy conectada con los ritos. Nuestras comunidades ancestrales transmitían sus conocimientos a través de estas instancias. De esta manera los asistentes al cabaret son atrapados en este rito y el mensaje llega con mucha más potencia, porque es el cuerpo entero que participa de la experiencia y no sólo la razón.

En el proceso de laboratorio de creación ustedes participan en actividades en el centro Nave, carpa de Matucana 100, Sindicato Social y Cultural y giras a Buenos Aires y Medellín. A partir de estos pasos ¿cómo evalúan la relación entre la institucionalidad artística y propuestas como la desarrollada por ustedes?

– Hasta el momento no hemos postulado a ningún tipo de financiamiento. Creemos en la autogestión, aunque es muy complicado. Para nuestro estreno hemos tenido que realizar ensayos abiertos, en los que hemos pasado la gorra y vendido trago, hacer fiestas y sacar plata de nuestros bolsillos.

Los temas que tratamos y la forma en que lo hacemos no es para agradar a la institucionalidad. Quizás más adelante postulemos a algo. La mayoría de las compañías trabajan con ensayos cerrados, nosotros decidimos hacerlos frente a público, porque necesitábamos ir probando lo que funcionaba y lo que era innecesario.

Recibimos el apoyo de nuestros amigos y amigas directores de teatro, danza y performance. Retroalimentación clave para seguir avanzado y lograr la mediación justa.

Los viajes que realizamos siempre fueron con el propósito de nutrirnos de las experiencias y en ningún caso sólo pensar en mostrar un producto acabado. Es así como en Argentina incorporamos a la estrella del electroclash marica Peter Punk y a una de las figuras más importantes del drag-queen vedette. En Colombia trabajamos con un colectivo de danza callejera y con miembros de la comunidad BDSM.

Creemos que la comunidad teatral sobre todo está muy interesada en nuestra propuesta, mucha gente de teatro nos ha ido a ver, inclusive para sacar referentes para sus propias obras.

En Travesía Travesti no hay representación, son nuestras vidas travestis expuestas ante el público. Mostramos la identidad que hemos construido a lo largo de nuestras vidas, ya que hemos hecho de nuestros cuerpos banderas y armas de lucha. Y veremos si nos aceptan o rechazan cuando postulemos a algún fondo institucional.

¿Cómo surge la idea de organizar el grupo?

La colectiva se organiza por la amistad profunda y de más de quince años entre Maraca Bastarda y yo, formándonos como performistas y activistas de la disidencia sexual.

Luego se fueron sumando diferentes amigos y amigas y también se fueron restando otres. El proceso de creación ha sido intenso y ha tenido que ver con la vida misma y como las relaciones de amistad van mutando.

Luego se suma Matías Aravena, que -en un primer momento- sólo era quien nos ayudaba a poner la música envasada. Es un estudiante de danza muy talentoso que fue adquiriendo protagonismo hasta convertirse en el rufián.

Después se integra Amnesia, una amiga drag-queen que además tiene un discurso político potente que nos hace mucho sentido.

En un momento ya no podíamos más estar solas trabajando, así es que integramos a nuestra amiga Carol Mockridge, productora del Festival de Arte Erótico (FAE), quien nos hace mucho bien. Ella pone la cuota de orden necesaria para que las locas, putas y brillantes podamos funcionar.

En el último tiempo se integró José Galga, quien nos apoya en la técnica y gráfica. De todas maneras somos un equipo pequeño, a lo circo Chamorro, todas hacemos de todo.

¿Cuáles son los planes a futuro con esta obra?

– La obra fue creada para viajar, así es que eso queremos hacer, recorrer Santiago, Chile y el mundo. El cabaret es nuestra forma de vivir, no es una representación.

Nos adaptamos a cualquier espacio: salas de teatro, auditorios universitarios, carpas de circo, bares, discoteques, canchas o calles. Todo lo que necesitamos para montar el espectáculo está dentro de nuestras maletas.

Sabemos que una travesía no es un simple viaje, sino que uno con obstáculos. En otra entrevista les podemos contar nuestras aventuras, que son muy sabrosas…

——

La colectiva Locas, Putas y Brillantes está compuesta por: Adolfo Esquivel/Anastasia María Benavente: travesti, activista, performer y académico U. de Chile; Camilo Saavedra/Mara-k Bastarda: diseñador teatral, académico U. de Chile, activista y performer; Nicolás Videla/Amnesia: director, guionista, profesor de cine y performer, creador de los largometrajes “Naomi Campbel” y “El diablo es magnífico”; Matías Aravena/Sandra Zostter: estudiante de danza de la Universidad de Chile, director de la compañía “Si me llaman boys”; Carol Mockridge: psicóloga, performer, productora del Festival de Arte Erótico y eventos de disidencia sexual; y José Gallardo/Perra Galga: diseñador industrial, make up artist.

Dónde
Sala Agustín Siré, Morandé 750, Santiago.
Temporada: Desde el jueves 22 de noviembre hasta el sábado 1 de diciembre.
Funciones de jueves a sábado a las 20 horas.
– Valor General, $5.000.- Tercera Edad, $3.000.-
– Información/consultas: travesiatravesti@gmail.com/ Facebook: travesía travesti/ Instagram: travesia_travesti

*** Foto principal de la nota, tomada desde revista Closet.cl

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