Educación a distancia en tiempos de pandemia: Mirando el vaso “medio lleno”

(*) José Albuccó

Si bien la puesta en marcha de la educación a distancia, gatillada a la fuerza producto de la pandemia, ha visibilizado la enorme inequidad digital existente en Chile, la situación puede ser vista desde un punto positivo: el ministerio de Educación cuenta ahora, como nunca antes, con información prácticamente trazada de dónde se encuentran este tipo de brechas, facilitando la oportunidad de generar una política de mediano-largo plazo para acortarlas.

Hay que considerar que este cuadro inequitativo se da tanto en términos de acceso a conectividad y a espacios de estudio de los estudiantes, como en las capacidades de los propios establecimientos en cuanto a plataformas y profesores debidamente capacitados en competencias digitales.

Mientras el ministerio discute sobre una potencial vuelta a clases, los procesos educativos avanzan de todas formas y abren nuevas posibilidades para un futuro más que cercano. De hecho, se entiende que las metodologías de trabajo y evaluación online llegaron para quedarse, especialmente en el mundo universitario.

En este sector, por ejemplo, la educación online evidencia que no es necesario que las clases presenciales tengan tantos módulos. Debe centrarse en la relación del estudiante con el profesor, retroalimentando los aprendizajes propios de la modalidad presencial, potenciando que el estudiante desarrolle otras áreas de manera autónoma.

Hay que ver cómo esta nueva forma de impartir educación ha permitido retomar esa relación directa entre profesor y estudiante, especialmente con alumnos de enseñanza Media y Superior. Los profesores han demostrado un enorme compromiso, ajustándose a la modalidad online, reconociendo las necesidades de sus alumnos.

Imagen tomada de internet desde Peru.as.com

Imagen tomada de internet desde Peru.as.com

En la educación Básica, en tanto, la familia o los adultos significativos han adquirido un rol fundamental en el proceso de enseñanza. Ello porque la modalidad on line no puede hacerse cargo de aspectos esenciales en la formación de niños y niñas como son –por ejemplo- la relación con el otro o el espacio lúdico.

Así las personas adultas a cargo se transforman en socios estratégicos, en colaboradores y facilitadores muy importantes para el profesor, pasando de ser actores pasivos en el proceso educativo a uno activo, resignificando su rol.

La actual crisis sanitaria subraya que a nivel educativo existen nuevas formas de hacer las cosas. Y todavía en medio de la pandemia, la invitación es a mirar el vaso medio lleno, en vez de medio vacío. Es un proceso que debe ser liderado en beneficio de toda la comunidad.

Porque pese a todas las dificultades enfrentadas, es necesario que la autoridad tenga una visión de largo plazo respecto de la educación a distancia, especialmente cuando la vuelta a clases presenciales no se ve cercana.

 

(*) El autor es académico de la Universidad Católica Silva Henríquez, autor del blog Patrimonio y Arte.

 

Imagen principal tomada de internet desde Bachillerato.uchile.cl

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