Fallece reconocido biólogo chileno Humberto Maturana: Adiós, profesor

Se fue el cacho cultural y filosófico, la piedra en el zapato de la élite intelectual chilena. Humberto Maturana cumplió su deseo a los 92 años, y no fue un problema para los demás, no generó daño, y contribuyó a bajar al crecimiento de la población. Tranquilo y pausado, se fue en un proceso breve en su hogar, acompañado por sus seres queridos.

Acá nos quedamos nosotros, quienes lo conocieron, los que sólo conocimos su obra o parte de ella, y aquellos que recién se enteran de que existía.

Se fue su cuerpo, pero queda el legado. Se fue la persona, pero sus ideas seguirán calando hondo en todo el mundo y en todas las disciplinas.

No importa que muchos lo ignoren.

No importa que durante mucho tiempo haya sido un cacho que contradecía el modelo.

No importa que su tremendo calibre intelectual respaldara las relaciones interpersonales, la construcción de una sociedad de aceptación y respeto del otro, valorando su “otredad”, en lugar de la competencia, la meritocracia, la eficiencia y el crecimiento eterno.

No importa que en el país fuera alguien al cual era bien visto conocer o citar, pero en ningún caso actuar según lo que enseñó.

No importa, porque su planteamiento de que biológicamente estamos configurados para la cooperación y el amor, es tan potente que resonará por mucho tiempo, en todo el mundo, y en todas las áreas.

No lo conocí. Nunca hablé con él. Pero me siento agradecido porque abrió nuevas perspectivas ─profundamente humanistas─ y con un sustento teórico firmemente basado en la ciencia y en la biología. Y sobre todo, por jugárselas con quedarse en Chile, cuando el reconocimiento verdadero ocurría en el extranjero, y acá sólo era un bicho raro con el cual era bueno sacarse fotos.

Hasta siempre, profesor Maturana.

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