Poeta peruano Luis Ángel Díaz y su libro «Vórtice y salida»: «Mi escritura busca aportar un grano de arena a la construcción de mejores personas»

Desde Lima, Perú, por María Luz Crevoisier

De acuerdo al neurólogo austríaco Sigmund Freud, famoso por su teoría del psicoanálisis, existe una relación estrecha entre esta última disciplina y la poesía, concepto que repite el también psicoanalista argentino Marcelo Barrós, sumándose a las palabras del  poeta «maldito» francés Arthur Mallarmé: «La poesía es dejar que las palabras tomen la iniciativa».

Barrós aclara el concepto manifestando que la psicopatología de la vida cotidiana muestra que la poesía está presente en el día a día a través de inadvertidas metáforas, inadvertidas interpretaciones o inadvertidas alucinaciones o fantasías. Éstas -decimos- pueden ser captadas por una mente creativa y convertidas en versos. Algo que, entre otros, tan bien hizo el poeta peruano César Vallejo, por ejemplo.

Aunque los poetas traten con experiencias negativas, existe una actitud que se denomina resiliencia, es decir, la capacidad de aceptar esas experiencias malas y modificarlas -al menos- con una actitud proactiva. En esto, podría también estar presente la poesía, pero de manera inconsciente.

Todas estas disquisiciones surgen así, como inadvertidas metáforas casi desde el inconsciente, al leer un reciente poemario nada de convencional, que se ajusta preciso a esta línea de pensamientos. Su título es “Vórtice y salida” (Metanoia Editores). Su autor, el profesor peruano Luis Ángel Díaz Cornejo (1973), limeño, nacido a la vera del barrio de Breña, uno de los 43 distritos de la vieja Lima y sede de la célebre “Catedral del Criollismo” como cuna también de Los Doltons, un grupo icónico de la llamada Nueva Ola.

Los poemas de Díaz, resumen angustia develada: “Algunos días la soledad es compañera/pero a veces es una indomable fiera/ un toro herido que en la plaza/ te observa y blasfema” («De Peón a Rey»).

O añoranza “El ayer es pasto agrio” («Las Libélulas»), autocrítica (“Me estoy haciendo de malos hábitos/ caminar solo al atardecer”, de «Malos Hábitos») y también la auto definición: “Yo soy el mar”. Son 46 poemas que resumen diversos estados emocionales de este ex alumno de La Cantuta, como se conoce a la Universidad Nacional de Educación Enrique Guzmán y Valle, en la que se graduó del magisterio.

Si bien “Vórtice y salida” se edita el año 2020, recién pudo tener una presentación literaria a fines de setiembre de 2022. El mismo título nos acerca a ese mar que ama, pues el remolino de agua succiona lo que encuentra a su paso. En este caso, habría que preguntarnos, ¿qué le ha robado al poeta ese vórtice imaginario?. La respuesta la encontraremos entre los versos de este poemario que se lee con curiosidad y con la esperanza de que el poeta, al fin, arribe a su «salida».

Poeta Luis Díaz, presentación de «Vórtice y salida», septiembre, 2022.

¿Durante sus años en La Cantuta pertenece a algún grupo cultural, edita alguna revista? ¿Dónde surge su nexo con la literatura? 

– Bueno, para ser bien honesto mi gusto por la literatura tiene orígenes muy tempranos en mi vida. Recuerdo que cuando niño, mi madre tenía un pequeño pero bien nutrido estante con libros. Al principio ella nos leía cuentos e historias y yo aún conservo de esa época -un poco desgastada- “La Odisea”, por ejemplo. Cuando aprendí a leer y husmeaba en el estante de mamá, descubrí a Bécquer, a Neruda, a Martín Adán y -por supuesto- a Borges. Escribo desde toda la secundaria (obvio, es un proceso). Me ha pasado que al hallar viejos apuntes me he preguntado ¿cómo pude escribir eso?

En mis años de la carrera docente y la especialización en La Cantuta, estuve más dedicado a la música. Cantaba en un grupo de rock, aunque no dejaba de escribir. Si leía o compartía algo de lo que escribía por aquel entonces, en realidad, era sólo para un grupo de amigos.

El mar ejerce un fuerte atractivo en su creatividad, ¿cuándo y dónde se da esta cercanía?

– Desde mi nacimiento, soy el mayor de tres hermanos, la familia ha vivido en cuatro o cinco distritos diferentes en Lima. Recuerdo las veces en que íbamos con mis padres de paseo al puerto del Callao, allí quedaba el terminal de buses de la empresa en que trabajaba papá. No sé si es por esas experiencias o ese instinto natural de los seres vivos por volver al origen que me lleva irremediablemente a buscar y extasiarme en la figura del mar.

Imagen tomada desde Facebook de Luis Díaz.

¿En qué medida influye su vocación por el magisterio en sus poemas? ¿Se siente más cercano a las nuevas generaciones?

Siempre tuve interés por escribir, aunque poesía así como tal debe ser que escribo desde la juventud. Luego de algunos buenos años de intentar, en algún momento empezó a tomar forma y hacerse parte consciente de mí.

Efectivamente, es posible que la cercanía a las nuevas generaciones se deba a que, como profesor en el nivel secundario, trabajo con adolescentes y jóvenes, teniendo la oportunidad de sorprenderme con sus gustos y tendencias en moda, forma de ver la vida y lecturas.

De ninguna manera, la poesía que escribo -y “Vórtice y salida” en particular- se dirigen únicamente a nuevas generaciones. Entre el público que está leyendo este libro hay de todas las edades.

Me dice que el rock es lo suyo, pero de alguna manera también la música de la Nueva Ola a través de sus padres. ¿Cómo liga el rock con la poesía?

– En primer lugar, pienso que todos tenemos algo que decir, una historia que contar una anécdota para compartir y quizá llorar o reír. La adolescencia la viví en la plenitud de la década de los años 80, soy cien por ciento rock en español, con su buena porción de rock anglo.

En una etapa de mi vida canté en una banda de rock. Allí fue que me encontré con canciones que son himnos, versos de poesía, uno tras otro formando estrofas y coros de alguna canción. Eso fue maravilloso, podías cantar la canción o leer en voz alta la letra y sentir la magia, la belleza de las palabras y la forma que construían.

Si bien experimenté con el deseo de escribir y unir eso con la música en aquel entonces, creando alguna canción por allí, por cierto, nada extraordinario, creo que el rock es una convergencia armoniosa entre poesía y música.

Imagen tomada desde Facebook de Luis Díaz.

Encuentro mucho subjetivismo en sus versos, no se podría describir como una poesía social. ¿Cómo observa la llamada «poesía comprometida»?

– En realidad, he recibido diversas opiniones con respecto a la perspectiva de lo que escribo. Hay quienes me han dicho sobre “Vórtice y salida” que es un ‘poemario de autoayuda’. En realidad, desde mi experiencia y motivo de escribir, tomo mucho en cuenta las circunstancias que vivo y el impacto que tienen en mí. Este impacto puede ser emocional, intelectual, cultural, social, existencial, etc.

A veces pasa que eso que vivo y siento coincide con lo que otras personas también están viviendo o han vivido y surge entonces esa doble empatía, me veo en ellos y presiento que ellos se ven en mí. Así creo que se dan las cosas.

Respecto a la poesía social o comprometida, valoro y respeto a quienes intencionalmente escriben desde un área determinada de la circunstancia en la sociedad, la historia contemporánea y presentan una posición más o menos clara. Sin embargo, en lo personal, al escribir desde lo que vivo y la forma en que lo siento quiero pensar que hay un grano de arena sumándose en la construcción de mejores personas en una nueva sociedad de un mundo que se va creando de a pocos.

Imagen tomada del Facebook de Gabriel Niezen Matos.

Recién pudo presentar en septiembre de 2022 este libro editado dos años antes.  Lo más probable es que ya tenga pensados nuevos libros, ¿ha pensado en probar con la narrativa?

– Como le ha pasado a la mayoría de las personas, la pandemia dejó en pausa varias cosas. Pero sólo ha sido un oscuro paréntesis. En el caso de “Vórtice y salida” en febrero del 2020 ya se estaba terminando la etapa de impresión en los talleres gráficos y nos proyectamos para el lanzamiento que, nos vimos en la necesidad de postergar poco más de dos años que mi primer bebé literario vea la luz.

Respecto a nuevas entregas, lo cierto es que difícilmente se deja de escribir. Por supuesto que la pandemia fue también un período que permitió ese ejercicio, en lo personal no he cesado en ello. Dios mediante, en un futuro estaremos compartiendo nuevas experiencias.

La poesía me acompaña casi toda la vida consciente, leo a escritores contemporáneos, en lo posible estoy en presentaciones de libros, por el gusto de escuchar otras voces y para apoyar el despertar que se manifiesta en este tiempo.

Cuando preguntas por narrativa, te respondo que sí me atrae, en lo posible disfruto de relatos de ficción e historias surreales. ¿Yo? Tengo algunas ideas en las que estoy trabajando y en el futuro espero compartir algún escrito con la esperanza de encontrar la «salida».

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