Dicen que tú y tu amiga Cristina fueron las primeras personas ligadas al Cementerio del Arte de Morille que conocieron a Miguel Herberg ¿Cómo fue eso?
– Estábamos paseando con Cristina –nos cuenta Elia- por esa zona de casas residenciales, y le vimos (a Miguel Herberg), recogiendo restos de una obra en construcción. Le abordamos y le comentamos que quizás tendríamos una casa que requeriría reformas. Él, muy amable, nos invitó a entrar a la suya para mostrarnos cómo eran esas casas por dentro…vimos entonces que tenía un armario lleno de cámaras de foto. Cristina le preguntó: ¿No serás fotógrafo?…y ahí comenzó toda la historia…”
Y toda la historia se basaba, en pocas palabras, en que Miguel Herberg se había “autoexiliado” a Italia, había vivido también en París, se había dado unos paseíllos por Camboya, Vietnán, Corea del Sur y el Desierto de Atacama, por nombrar sólo algunos lugares un tanto conflictivos que él documentaba con sus cámaras.
Y entre tanto viaje y foto ¿Cómo surgió precisamente lo de los prisioneros políticos de Chacabuco y Pisagua?
– Porque le conocimos justo pocas semanas después de que hubiesen rescatado con éxito a los mineros atrapados en una mina de Atacama…él estaba muy cabreado, porque nos decía. “Le dan más importancia a 30 mineros rescatados por un gobierno facha, y se olvidan de los cientos de prisioneros políticos que estarán enterrados en ese mismo desierto”.
Entonces Herberg les contó la historia de su osada intervención en los campos de prisioneros de Chacabuco y Pisagua, y entre visita y visita, y sobretodo tomando en cuenta que ellas estaban muy vinculadas al Cementerio del Arte de Morille, fueron dándole forma a la idea de enterrar ese material en dicho cementerio.
Entonces quizás todo este follón mediático y el entierro de este supuestamente valioso material se deba simplemente a una coincidencia; que tú y tu amiga Cristina paseaban por Formariz buscando una nueva residencia.
– Bueno, es una forma de verlo.