“El abrazo de la serpiente”, la película que habla de la América Latina más profunda

Mientras el mundo del cine se obnubila con lejanas galaxias, aquí en la tierra hay lugares que aún siguen siendo motivo de misterio y desconocimiento.

Ciro Guerra, un joven cineasta nacido al noroeste de Colombia, realizó el año pasado una película en uno de esos rincones del planeta tan ajenos como el del espacio exterior: el Amazonas.

Dos europeos que viajan tras la búsqueda de un chamán que les enseñe el uso de la la yakruna, una planta con variadas e intensas propiedades medicinales, es el nudo conductor de una película filmada en blanco y negro, que se constituye en la única latinoamericana que va por el Oscar a la Mejor Película Extranjera.

Se trata de “El abrazo de la serpiente”, la cinta que deslumbró al público en Cannes 2015, generando un aplauso final de más de diez minutos, y que ha sido recibida con entusiasmo en los países en donde se ha exhibido.

Como siempre le pasa al cine latinoamericano, costó que entrara en su tierra natal, Colombia, pero ya con las etapas superadas en su carrera hacia la estatuilla de oro, el público local ha ido a verla en mayor número.

Por el contrario, en Europa ha sido un exitazo desde el primer momento. Y en los otros países de la región se estima estrenarla en México, Venezuela, Argentina y Brasil durante los primeros meses del año 2016.

No por nada el director Ciro Guerra, nacido el año 1981, recibió en Cannes el premio a la Mejor Película de la Quincena de Realizadores.

“El Amazonas es un mundo completamente desconocido”, ha comentado en los medios de prensa. La película es una atractiva ventana a ese lugar tan cercano y lejano a la vez. De hecho, es poca la cinematografía de alcance masivo que ha indagado en ese mundo. Generalmente se ha hecho de manera tangencial, como contexto, nunca como centro.

Recordado es el caso del director alemán Werner Herzog, quien ha filmado dos inolvidables largometrajes en la Amazonia peruana: “Aguirre, la ira de Dios” (1972), que trata sobre la codiciosa búsqueda del mítico El Dorado durante la conquista española, y “Fitzcarraldo” (1982), sobre la época de la explotación del caucho en las primeras décadas del siglo XX.

Esta última le valió en su momento el premio a mejor director en el Festival de Cannes.

Guerra hace lo propio en su camino por la industria del cine. Gracias al Amazonas entra por la puerta ancha. Poco se conoce sobre ese inmenso cordón fluvial y ese universo forestal que aún alberga secretos y saberes ancestrales.

En un profundo blanco y negro, la cinta de casi 125 minutos construye un puente hacia ese mundo desconocido. El filme se centra en una zona en la que se hablan casi veinte dialectos indígenas, destacando la vida de las comunidades conocidas como guanano, ticuna y cuitoto.

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