Disco de Johnny Doods: Una joya editada por el Club de Jazz de Santiago en 1956

Los discos – me dijo una vez una amiga- aunque giran sobre sí mismos, no son egocéntricos u obstinados, ya que suelen rodar de mano en mano, cautivando a quien los posee, hasta que alguien más reanuda su periplo o vuelve a lanzar el tejo en el pozo de la escucha.

En esa lógica ubicamos esta historia, cuando -a 28 años del inicio del siglo XX- se graba un disco en Estados Unidos con el título de “Johnny Doods Washboard Band” y luego -casi tres décadas después- en noviembre de 1956, se reedita en la naciente República Jazzística de Chile.

Han transcurrido ya más de sesenta años de esta desconocida e intensa historia, pero lo bueno es que -como todos los discos- es posible volverla a re-descubrir gracias a esa dinámica de girar y girar, pero no sobre sí mismos, sino que compartiendo su gracia y su esencia.

La metáfora del jazz como un adolescente que vive su niñez en New Orleans, inaugurada probablemente por Helen Kaufman en su texto “From Jehová to jazz” en 1937, reaparece en la presentación que Domingo Santa Cruz Morla hace de “Johnny Dodds. Extended play CJS-3”, en la carátula del disco de 45 revoluciones por minuto, editado por el Departamento Cultural del Club de Jazz de Santiago.

Este jazz “en estado de niñez” (en Nueva Orleans), según Santa Cruz, adquiere en su juventud una“fisonomía definitiva”, años después en Chicago.

Son sólo 350 ejemplares los que conforman esta edición, fabricados por la Corporación de Radio de Chile, que incluyen en la tapa del disco las palabras de Domingo Santa Cruz Morla, quien caracteriza a Johnny Dodds como un “clarinetista de raza negra”, adscrito a la escuela de Chicago, “modesto y sencillo”, quien pese a no tener “las dotes de jefe” actúa – excepcionalmente- como jefe de banda junto a la pianista Lil Harding (adolescente universitaria, esposa de Satchmo; para algunos la responsable del giro hacia el estrellado que el astro tuvo al ingresar, aconsejado por Lil, a la Orquesta de Fletcher Henderson).

Junto a ellos, la banda se completa con Anatole (Natty) Dominique en trompeta; Honoré Dutray en trombón; Bill Johnson en bajo y Baby Doods (hermano de Johnny) en washboard o -simplemente- tabla de lavar. El registro es de julio de 1928, en Chicago, ciudad donde se graban casi todas las obras del llamado “estilo New Orleans”.

Johnny Doods Washboard Band no integra batería, por lo cual la base rítmica queda a cargo de Lil Harding al piano y Jonson al bajo.

Respecto de Doods, “en sus manos -escribe el experto crítico chileno – el duro clarinete se hace flexible, pareciendo incorporarse a la propia carne del ejecutante”. Cuerpo instrumental, instrumento corporal, la simbiosis entre músico e instrumento es en el jazz de tal manera intensa, que no hace mucho el maestro, compositor y pianista inglés Martin Joseph afirmaba que para el jazzista el instrumento es “una prolongación de su propio cuerpo”.

Sea este disco, a seis décadas de su extraña reedición fuera de Estados Unidos, un pétalo desenterrado en las manos de las nuevas generaciones. Para que siga girando. De mano en mano.

(*) El autor es Licenciado en Literatura (U. de Chile), Musicólogo (U. Alberto Hurtado) e investigador. Dirige y conduce el programa especializado “Holojazz”, en radio Universidad de Chile, 102.3 FM. 

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