Obra de teatro “1993” plantea intensas preguntas sobre las relaciones de pareja y el entorno social

– ¿Cómo sabré si te has ido?1993_4444
– Cuando toques el pito llamándome y yo no aparezca…

El diálogo es un parafraseo de “Fin de juego” o «Fin de partida», creación del dramaturgo irlandés Samuel Beckett. La obra es la que prepara una pareja de actores jóvenes que, a mediados de los años 90, no sólo decide irse a vivir juntos luego de tres años de relación, sino que también acuerdan el estreno de dicho montaje en menos de un año.

En el transcurso de su nueva vida (construcción de pareja y ensayo de la obra), la relación se va enfrentando a varios desafíos, de los que no siempre puede salir bien parada. El devenir de una planta que ella compra a los pocos días de llegar al nuevo hogar, comienza a funcionar como un efectivo medidor de lo que comienza a desarrollarse.

Así puede resumirse la trama de la intensa obra “1993”, que la compañía Perro Cojo presenta hasta el 27 de mayo en el teatro Sidarte. La propuesta hace un sorprendente juego de espejos entre la obra que preparan los jóvenes y la nueva historia que comienza a tejerse entre ellos, estableciendo rápidamente un poderoso punto de atención en los espectadores.

Ella proviene de una familia tradicional, aparentemente acomodada y políticamente conservadora. Él, en cambio, proviene de una familia más disfuncional y hace gala de tener un mayor compromiso social que ella. Se trata de un punto que, sin duda, se convierte en el primer sustrato distinto del que hay que tomar apunte, porque va a salir rápidamente al ruedo.

Si bien en muchos aspectos “1993” es una obra conmovedora e impactante, en muchos otros resulta ser un poco ambiciosa.

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La obra ofrece variadas capas y todas quieren hacerse presente, lo cual –en ocasiones- resulta un poco agotador para el espectador. Y aunque sea un exceso, lo cierto es que la trama, las actuaciones y la puesta en escena logran superar ese punto.

La obra ofrece como grandes líneas dramáticas la historia de la pareja y el avance del ensayo de “Fin de juego”. Y en la medida que la trama de la obra ensayada toma un camino, la obra que se está viendo también.

Ese punto, más que confundir, es un gran mérito. Porque le entrega un elemento dinámico distinto. En varios momentos también resulta una situación de relajo en el devenir dramático de la historia central, pero nunca se pierde el diálogo fresco y aportativo que se da entre ambos espejos.

Eso porque, básicamente, “1993” es una reflexión -original y potente- en torno a la complejidad de las relaciones de pareja.

A eso suma una serie de elementos que constituyen las diversas capas a las que se aludía antes: está lo social, el entorno histórico en que esta pareja se va formando, los primeros años de la recuperación democrática en Chile.

Cómo cada uno de ellos se enfrenta a ese otro desafío que es recomponer las relaciones en un país afectado y golpeado por una larga dictadura, ante la cual ambos personajes vienen de familias que la vivieron de manera muy distinta.

Están los complejos caracteres de género, en el que hombres y mujeres deben enfrentarse a la construcción de una pareja, en medio de todo este contexto difícil, en el que se deben tomar opciones, muchas veces mirándose sólo a sí mismos, pero también muchas veces mirando a los otros.

Él tiene un punto de contemplación de la realidad y de la situación entre ambos muy distinto al que tiene ella, por lo que también la forma en que se enfrenta esa distancia va indicando cómo va a ser el resultado de esa construcción de a dos que se está intentando hacer.

Está también el concepto de lo artístico cuando, a todo lo demás (formación de pareja y contexto social) se suma el hecho de que estos dos seres humanos que buscan formar su espacio en el mundo comparten el gusto por una expresión del arte.

Y es que el teatro también es una pata en esta mesa y se hacen muchas reflexiones en torno a su arte poética y hacia la forma en que debiera ser enfrentado por quienes dicen llevarlo dentro.

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Pasan muchas cosas en el transcurso de la trama de “1993”. Y en todas ellas la obra hace muy notables reflexiones y aportes, pero se insiste en anotar que en esa energía y en ese poder la obra habría ganado más si hubiese sido un poquito más acotada.

El trabajo escénico es notable no sólo en cuanto a texto y actuaciones (realmente, muy sobresalientes), sino que también en ambientación y puesta en escena. El adecuado uso de la iluminación y el excelente aporte sonoro le entregan más credibilidad y subrayan de manera correcta los caminos dramáticos por lo que se va circulando.

“1993” debiera estar entre los puntos altos del teatro durante este año, porque le da una inquieta mirada a muchos de los elementos que hoy están latentes en el país: cuál es el rol que cada uno debe ejercer en sus relaciones de pareja y cómo ubicarse en el contexto social en el que se vive.

La elaboración de respuestas a ambas preguntas constituye, en las horas que se viven, una necesidad más que vital para las personas. La obra entrega una importantísima orientación en ese sentido, subrayando que se trata –casi- de un imperativo moral.

– ¿Cómo sabré si te has ido?
– Cuando toques el pito llamándome y yo no aparezca…

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Ficha artística

Dramaturgia: Catalina Palma, Raimundo Guzmán y Renzo Briceño
Dirección: Renzo Briceño
Elenco: Catalina Palma y Raimundo Guzmán
Música y diseño de sonido: Sicomoros (Andrés Zpok y Pablo Zaninovic)
Diseño escenográfico e iluminación: Matías Ulibarry
Técnico sonido: Patricia Tejos
Técnico iluminación: Matías Ulibarry
Diseño gráfico: Daniela Quezada
Producción: Perro Cojo

Sala 2
Teatro Sidarte (Ernesto Pinto Lagarrigue 131, Bellavista)
Funciones de jueves a sábado | 21:00 horas.
$5.000 general | $3.500 estudiantes y 3° edad.
Desde el 4 al 27 de mayo

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