Nueva versión de la novela gráfica “Mocha Dick” subraya el éxito de este género en Chile

Un relato publicado en 1839 por la revista neoyorquina Knickerbocker es el primer atisbo histórico que se tiene de un cetáceo de inmensas proporciones, capaz de voltear embarcaciones y pelear contra balleneros.

La nota señala que con varios arpones como medallas de guerra incrustados en su espalda, el cachalote albino se transformó en un mito durante cuatro décadas en las costas del sur del mundo. Específicamente en la isla Mocha, ubicada frente a Lebu, a 20 kilómetros de la costa chilena y a 500 kilómetros al sur de Santiago.

Los balleneros contaban que el animal marino atacaba furiosamente, dando resoplidos que formaban una nube a su alrededor. Que embestía los barcos perforándolos y volcándolos, matando a los marineros que se atrevían a enfrentarlo.

De acuerdo a los testimonios que publica la citada revista, para matar a Mocha Dick –que así le llamaban- se requirió la unión de varios barcos.

La cultura mapuche habla de una ballena en su tradición. El mito de Trempulcahue se refiere este tipo de cetáceos que llevan el alma de los muertos hasta la isla Mocha, para acompañar desde ahí hacia el viaje final de los espíritus.

En la medida que pasan los años, cada vez son más los antecedentes que revelan que la historia del cachalote albino chileno es la que llegó a oídos del escritor estadounidense Herman Melville y que con ella sacó adelante su reconocida novela «Moby Dick», que en su primera edición el año 1851 se llamó “La ballena”.

Claro, de todas formas Melville conoció este mundo de primera fuente. A los veinte años en vez de estudiar una carrera, trabajaba en diversos barcos balleneros en los que escuchó muchas historias. Y la de Mocha Dick le quedó dando vueltas.

Poco más de 173 años después del relato aparecido en la revista estadounidense, dos chilenos -el periodista y escritor Francisco Ortega y el dibujante Gonzalo Martínez- deciden sacar adelante una aventura tan grande como la que contaban los balleneros: recoger el mito chileno de Mocha Dick y desarrollarlo en un formato –hasta ese momento- poco explorado en el país.

Es el año 2012 y la dupla citada publica «Mocha Dick: La leyenda de la ballena blanca» bajo etiqueta Norma, experiencia claramente novedosa para Chile y que -contra todo presagio comercial- prende entre lectores y críticos.

La reconocida historia de Ortega-González retoma impulso en 2017 con una nueva versión a cargo del sello Planeta Cómic de la editorial Planeta.

Si el escritor estadounidense Ray Bradbury tiene razón y «todo hombre tiene un monstruo marino que cazar», Francisco Ortega tenía el suyo desde niño.

Sus tempranas lecturas lo habían llevado a descubrir la historia de un cachalote albino, casi inmortal, que luchaba con todo contra los barcos balleneros que intentaban darle caza. Lo más intrigante de todo es que la historia transcurría en su país, según lo decían las siempre bien compuestas páginas de la tradicional revista Selecciones del Reader´s Digest.

————————

Francisco, descubriste este antecedente local de un clásico global cuando eras niño ¿cómo encontraste el dato en tiempos pre-internet y desde cuándo se convirtió en obsesión creativa?

– A los 8 años en una revista Selecciones de Reader´s Digest en la casa de una tía me encontré con un reportaje que contaba la historia de Mocha Dick como origen de Moby Dick. Había leído Moby Dick en la revista Mampato y me enteraba que el monstruo marino más famoso del mundo era chileno. Para mí fue un golpe…

¿Cuál es el principal giro que ustedes le dieron a la historia? Melville usa la figura más bien como un leviatán…

– Sí, nosotros quisimos incorporar a la trama el mito mapuche del Trempulcahue, que es la ballena blanca de los mapuche y la isla Mocha, detalle ausente en el relato original de Mocha Dick.

Además de Coloane y Mampato, parece que no hay mucha literatura sobre esta temática en el país…
– Básicamente son esas dos vías, además de lo que generan en el relato popular los mitos y leyendas chilenas, tan bien recogidos por Oreste Plath y Sonia Montesinos. Lo que quisimos fue devolver a Chile el relato de la ballena blanca, secuestrado por la literatura universal.

Tú has contado en Facebook que al libro le ha ido bien afuera -incluso- sin publicidad ni entrevistas: ¿por qué crees que pasa eso?

– Cuando me refiero a sin publicidad ni entrevistas, apunto a Colombia y a México. Acá en Chile ha tenido mucha publicidad y entrevista. Pero me gusta lo que pasa en otros países, ya que demuestra que el libro es bueno y se defiende solo.

¿Cómo calificarías el trabajo que realizaron junto a Gonzalo Martínez?

– La historia es de los dos, es un trabajo a cuatro manos, una coautoría por donde se le mire. Somos uno solo con Gonzalo en esta historia.

————————-

En más de 140 páginas, la versión Planeta de “Mocha Dick” no sólo incluye la historia novelada de manera gráfica, sino que también una reflexión final de Ortega, un muy buen glosario y un prefacio del crítico y escritor Álvaro Bisama.

En el texto introductorio, Bisama subraya que la historia funciona perfecta como un saludo a varias generaciones de lectores, tanto a quienes se criaron en este género de las aventuras como a quienes lo empiezan a conocer ahora. Así, la obra es tanto una despedida como un renacimiento.

La buena recepción que ha tenido esta nueva edición del libro confirma que el género de la novela gráfica llegó para quedarse también en Chile. Sobre todo si se lleva a cabo con la dedicación y calidad que demuestran los autores de «Mocha Dick».

0 Comments

Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*