Hace cuatro años, Lou Reed se fue caminando tranquilo por el lado salvaje

Cerebro y motor de Velvet Underground , agrupación estadounidense que influyó a cuanta vanguardia contracultural se levantara por la música de Occidente desde fines de los años 60, Lou Reed estuvo siempre allá arriba. A los 71 años dejó este mundo un día 27 de octubre de 2013, yéndose tranquilo, caminando por ese lado de la vía que siempre le atrajo.

Generalmente incomprendido, aunque siempre respetado, el músico colaboró permanentemente a la cultura de darle el beneficio a la duda a todo lo que se moviera. Con la muerte del destacado artista se fueron casi cincuenta años de música rock, industria en la que el compositor y guitarrista influyó enormemente.

 Foto original de Guido Harari.

Foto original de Guido Harari.

Con una carrera que compartió con igual intensidad talento con excesos, Reed había optado en la última década por una vida más ordenada y tranquila. A pesar de eso, la salud cobraba sus cuentas y en mayo del 2013 se sometió a un complejo transplante de hígado, del cual -al parecer- nunca quedó bien, según la revista musical estadounidense Rolling Stone.

Casado durante muchos años con la cantante y artista visual Laurie Anderson, Reed tuvo que enfrentar el último tiempo con un permanente deterioro de su salud.

Nacido y criado en Brooklyn , sus primeros pasos en el mundo de la música van de la mano del artista Andy Warhol y su activa Factory de los prolíficos años 60. Su álbum debut, el que pasó a calidad de clásico también por su portada hecha por el propio Warhol en la que sólo aparece un plátano, incluye verdaderos clásicos como “Heroin”.

Constantemente excesivo, Reed reinó en los años 70 en su carrera en solitario y se potenció con la llegada a la movida neoyorkina del inglés David Bowie. De esa época data el álbum “Transformer”, que incluye uno de sus temas más reconocidos: “Walk on the wild side”.

En los 90 consolida su aporte a la música con una sólida trilogía de discos : “New York” (1989), “Magic and loss” (1992) y “Set the twilight reeling” (1995), que lo coronaron como el mejor en la poesía underground.

En sus últimos años, un Reed más moderado exploró el mundo de la literatura a través de “The raven” (2003), un disco en el que se acercaba a la figura de Edgar Allan Poe. Colaboró en diversos álbums y dejó para la posteridad un incomprendido, pero sólido trabajo con el grupo Meta{lica, llamado “Lulu” (2011).

Aunque tras la muerte de Reed surgieron tardíos admiradores de ese disco, lo cierto en que en las redes sociales y en las críticas musicales lo destrozaron sin compasión. A pesar de que en la potencia de Metallica y en la poesía de Reed se creó una pulsación sanguínea intensa, con un sutil pero evidente retrato de una condición humana esclavizada de la modernidad.

Algo que el compositor, músico, escritor, poeta, cantante y productor siempre tuvo en mente cuando encabezó un proyecto.

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