Rudy Wiedmaier recorre su discografía y adelanta nuevo trabajo este sábado 3 de febrero en Santiago

Es reconocido como uno de los artistas más talentosos de los años del Canto Nuevo, pero siempre ha sido un lobo solitario. Presente en casi todos los carteles de presentaciones en los años 80, su casi impronunciable apellido lo hacía un nombre difícil de olvidar.

Sin embargo, no llegó a ser el más famoso. Rudy Wiedmaier es un ejemplo de esos artistas intensos, que optan por sus ritmos y no por los que quieren imponer los otros.

Y es que cuando se sintió incómodo con las etiquetas, decidió sacudirse de ellas y al momento en que su generación hacía trova él empezó a ponerle enchufes a sus instrumentos y dio un paso hacia una música más cercana al pop en su sonido melódico, pero nunca olvidando una postura lírica propia, bien desarrollada, con absoluta marca de fábrica.

 

Con más de una decena de trabajos en su discografía esencial, Wiedmaier es uno de esos músicos que hay que conocer. Letras intensas, música elaborada, sonido rock, pop, funky. Sin prejuicios. Sin pasado. Sin temores.

El año 2017 recordó sus 35 años de carrera y en una entrevista exclusiva con Cultura y Tendencias enfatizó que «para mí, el único camino posible para un artista profundo es auto-hakearse permanentemente, de lo contrario, cae en un pantano que lo traga y del que no se regresa».

A pesar de disfrutar de su perfil bajo, la carrera de este cantautor chileno tiene marcas indelebles: su primer éxito (“Catalina”) era una sacudida total a la mirada estereotipada de la chica “lana” y “artesa” de los años 80. El tema formó parte de un compilatorio de Canto Nuevo editado por el mítico sello Alerce y con eso se granjeó un camino propio.

En los 90 cultiva un sonido electrónico con espíritu de Canto Nuevo, con el que plasma discos realmente notables como “Amor grisú” (1989) y “Los ghettos matan” (1991). En los años 2000 homenajea al insigne poeta nacional Jorge Teillier, musicalizando varios de sus poemas en “Hotel Tellier” (2005) y “Los trenes de la noche” (2007), haciendo lo propio con otro poeta nacional (Ricardo Nanjarí) el año 2005.

 

Gran amigo de Luis Alberto Spinetta, el recordado Flaco siempre lo alabó en las conferencias de prensa que daba en el país. Muy pocos reporteros sabían de quién hablaba el trasandino. Pero el que sabía, sabía…

Para más señas sobre la relación de Wiedmaier con Spinetta recomendamos ver la columna que escribió para nuestro medio.

Dedicado hoy a su oficio de luthier (armador y reparador de instrumentos), vive fuera del mundanal ruido capitalino en la zona de Los Andes, dinámica que sólo rompe cuando decide aparecerse por la comarca, regalando siempre talento y calidad artística. Este sábado 3 de febrero es una de esas oportunidades.

El artista se presenta en A Lo Roto/ Cantina & Gourmet, espacio ubicado en Maturana 516 (esquina Catedral), pleno Barrio Brasil,  a las 17.00 horas, por un valor de $5.000.- Las entradas se venden a través del correo electrónico rudywiedmaier7@gmail.com

Va a estar acompañado con parte de la banda que está grabando su próximo disco llamado «Cuando vuelvan las canciones», algunos de cuyos temas ha compartido en su Facebook.

Compuesto por once temas (“siempre mis discos tienen esa cantidad”, explica), la nueva producción cuenta con el aporte Carlos Marchant (bajo, ex-Sol y Medianoche), Marco Iribarne (batería), Mono en órbita (piano); René Campos (armónicas bluseras) y Roberto Padilla (flauta traversa y saxos).

Para la presentación del sábado, los músicos que van a estar junto a Wiedmaier son Mono en órbita y René Campos. El espectáculo ofrece una intensa retrospectiva al trabajo del cantautor, a lo que suma sus llamadas «versiones indómitas» a clásicos de Charly García y Luis Alberto Spinetta y una sorprendente muestra de su próxima producción.

La presencia de Wiedmaier en Santiago es una gran oportunidad para disfrutar de un artista de esos «tipo Bertold Brecht»: de los imprescindibles.

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