Qué fue de Candy, la serie animada japonesa más sufrida de los años 80

Candy Candy -o Kyandi Kyandi, como dicen los japoneses- es la frustración de la infancia de muchos que en los años 80 se transformaron en intensos seguidores de la serie animada nipona.

Pasar por tanta tortura para que el amor de Candy y Terry no se consumara, es –a la luz del tiempo transcurrido- de una crueldad supina.

En internet aún hoy conviven dos bandos: Terristas y Albertistas. Unos quieren a Terry como pareja final y otros a Albert. Y escriben fanfics (ficciones de los mismos fans) y comparten su propio fan art inspirado en la serie.

Candy fue creada por Kyoko Mizuki (pseudónimo de Keiko Nagita), quien se asoció a la mangaka o dibujante Yumiko Igarashi. El original consta de sólo nueve tomos, que se publicaron entre 1975 y 1979. El anime televisivo fue producido por Toei Animation entre 1976 y 1979 y se compone de 115 capítulos.Para el resto del mundo la serie se distribuyó en los años 80.

Un dato “trivia”: la letra del tema en español no tiene nada que ver con la original japonesa. La clásica intro dice “Si me buscas tú a mí, me podrás encontrar. Yo te espero aquí, sí, éste es mi lugar”. Mientras, en japonés dice: “Mis pecas no me molestan para nada. Me gusta mucho, mucho mi nariz achatada”.

En Francia se censuró el capítulo en el que Anthony caía del caballo porque podía traumatizar a sus jóvenes televidentes. Se solucionó aclarando que murió de una enfermedad fulminante.

En Italia estaban tan desilusionados con el desenlace, que sin importarles los derechos de autor, decidieron reciclar imágenes de capítulos antiguos y hacer que Candy y Terry se encontraran en una estación de trenes para continuar su tortuoso amor.

En rigor, hoy Candy se encuentra prohibida de ser difundida y comercializada en TV y cine desde 1998, debido a los problemas legales existentes entre la dupla de Nagita e Igarashi.

La segunda quiso comercializar la serie en productos de merchandising por su cuenta, sin la autorización de Nagita, aduciendo que el diseño visual le pertenecía. Un juicio resolvió que Nagita tiene los derechos de reproducción por tratarse de un idea suya, anterior a la imagen.

A pesar de estas tribulaciones legales, los primeros bootlegs de Candy empezaron a surgir en Francia a principios de los años 2000. El 2007 un tabloide chileno vendía DVDs con capítulos de la serie, sin contar con la resolución del juicio.

El «status quo» legal parece no alcanzar a la red, ya que la serie completa con sus finales reales y apócrifos puede encontrarse fácilmente en internet.

También está el corto “Candy, The Movie” (1992), de 30 minutos, que cubre sólo hasta la época de Anthony. La animación es más estilizada y brillante, pero el guión sigue siendo el mismo.

Candy, la novela

35 años después de la primera edición en papel de “Candy” -el año 2010- Keiko Nagita publica “Candy Candy: La Historia Final”, pero no como manga, sino como una novela en dos tomos. Y según la autora, se trata de la historia definitiva.

En 2015 se imprimió la versión en italiano y esa es la única versión del mundo occidental disponible en el mercado. Pero como el fandom de “Candy” es muy activo, circulan traducciones al inglés, español, francés y griego.

Una curiosidad de la novela es que se corrigen algunos nombres de personajes de traducciones previas. Por ejemplo, Terry, cuyo nombre real es “Terence G. Granchester” (G. por Graham) y no “Terrence Grandchester”.

El apellido de Eliza y Neil nunca fue “Legan”, sino que “Lagan” y la familia que adoptó a Candy eran los “Ardlay” y no “Ardley”, ni “Andrew” ni “Andrei”. Y al que llamaban “Stear” en realidad se llama “Alistair”.

El primer tomo es la historia desde que la encuentran como bebé abandonada en las puertas del Hogar de Pony hasta que Candy se retira del Colegio Real San Pablo en Londres, para ir tras Terry. El segundo, es una novela epistolar, que incluye las cartas de Candy a sus amigos y viceversa, posteriores al término de la relación con Terry.

A pesar de todo, no hay un final definido. Lo único que se sabe de Candy es que está en sus treintas, han pasado 20 años desde la muerte de Anthony, vive ahora en Inglaterra y tiene una pareja, de quien nunca se menciona el nombre.

Está “feliz” con un hombre que busca su compañía en todo momento y esa es la razón por la cual, temporalmente, no puede viajar a Estados Unidos para visitar a la señorita Pony, quien se recupera de una enfermedad.

En vez de apaciguar las aguas, lo cierto es que una vez más Nagita produce la división entre los fans. Nunca se menciona si es Terry o Albert y se vuelve a cero. Muchos se preguntan para qué transformar un shõjo manga en un estudio metafísico…

Sin embargo, algunas respuestas pueden encontrarse en los variados blogs de fans. Una chica que estudia literatura llega a comparar la estructura del segundo tomo con novelas monumentales como “Rayuela” del argentino Julio Cortázar y “Ulises” del inglés James Joyce.

Aparentemente, Nagita escribió el segundo tomo para que no se lea necesariamente de tapa a contratapa, sino que como el/la lector/a decida avanzar la historia.

Albert o Terry

En un foro -llamado Candy Terry Forum- se publica la traducción de un ensayo escrito por Nagita para la revista Jidou Bungei en la primavera de 1980.

La autora escribe que el rompimiento de la relación entre Terry y Candy estuvo decidida de antemano porque “preparé tres amores para ella: el primero efímero por Anthony, el ardiente por Terry y el gentil por Albert”.

La autora anota que Candy y Terry se habían amado desde el alma y el corazón y una mala pasada del destino los separó. También reconoce que escribir la escena de separación le había dolido, ya que ella misma había perdido a su amor verdadero.

Sin embargo, Nagita veladamente acota que no habría escrito un final más satisfactorio por no contar con mayor habilidad literaria en la época.

En otro ensayo -llamado “Candy en mi corazón”, fechado en septiembre de 2003- la autora revela algunas de las disputas legales con la editorial e Igarashi, acotando que “el arte final difiere de mis manuscritos”. Declara que el trabajo le cambia el tono a la historia y que Igarashi acordó los cambios sin su consentimiento.

Nagita reclama también que algunas escenas con Albert le parecieron “baratas” y que pidió -sin éxito- que dejaran de describir a Candy “como una chica superficial que podía saltar fácilmente de un amor a otro”.

En el mismo ensayo defiende a su personaje como “una chica dura, honesta, que se verá afligida y desanimada por el fracaso y lo reflejará en sus acciones. Luego, algún día, ella se ganará ciertamente su amor verdadero”.

Los Terristas muestran pruebas claras de que Candy está en su futuro con Terry (spoiler alert!):

– Se informa a través de un obituario de la muerte de Susanna Marlowe, la actriz que salva la vida de Terry en un accidente en el escenario y que queda inválida.

Sí, la misma que se empecinó en que Terry la cuidara sin importarle que él no la amara. Se infiere que, aunque la prensa la ligaba a Terry como su pareja, nunca estuvieron casados, sino que comprometidos. Terry está libre de ir tras Candy.

– También Terry podría ser el elegido porque escribe una carta a Candy un año y medio después de la muerte de Susanna, diciendo que “ahora sin embargo, tengo el coraje y me he decidido a enviarte esta carta. Para mí nada ha cambiado. No sé si alguna vez leerás mis palabras, pero quería que al menos supieras ésto. T.G.”

– Otra prueba es la carta nunca enviada de Candy a Terry hablando de que “incluso hoy, aún conservo celosamente todas tus cartas, pero no puedo leerlas otra vez”. Se entiende que Candy aún siente amor por Terry. Y se agrega la frase final de “P.S. Terry, estaba enamorada de tí”.

– Albert sólo escribe cartas desde destinos recónditos contando de sus aventuras. La última fechada desde Sao Paulo, Brasil. Eso quiere decir que mantiene su espíritu viajero y desarraigado, lo que impediría que repentinamente quisiera echar raíces con una pareja.

– Y la prueba más concreta es que Candy tiene en su biblioteca libros variados de Shakespeare y literatura médica. Si fuera Albert, tendría libros de viajes, fotografía y animales exóticos. Albert era un hippie antes de que la palabra existiera.

La razón más técnica que el fandom le da a que Nagita no se “case” con ningún desenlace de una Candy más madura es que respeta tanto a los fans que quieren a Albert como el destino final.

Sin embargo, es difícil de digerir que Candy se case con su padre adoptivo. Suena forzado y se convertiría en un libro de otro tipo.

¿Candy, la mártir?

Para muchos seguidores de los años 80 era difícil de entender la obligación que tenía Terry con Susanna. No se veía bien eso de forzar a un hombre a amar por lástima.

Una razón puede ser que por más que el animé tenga una “onda occidental”, se trata –en el fondo- de un cuento muy japonés.

Hay un concepto del amor diferente. Candy lo deja ir porque “ella lo ama más que yo”. Se desprende de su amante porque ella no se siente merecedora.

El sacrificio es una constante en toda la narración. Candy siempre piensa en el bien común más que en ella misma. Se honra la palabra: Terry se queda con Susanna porque le debe la vida.

Candy se inmola por sus amigos y sus parejas. Y a pesar de que siempre hace el bien, nada en la vida le resulta. Le ocurren acontecimientos demoledores y no tiene derecho a llorar. Ella debe sonreírle a la vida. Perfectamente hoy podría exhibir una depresión galopante.

Hay foros en el que las fans hablan de ella como una feminista. Lo único feminista de Candy es que es independiente económicamente. No obstante, acepta que su amor la maltrate (la abofetee, la hostigue constantemente y la busque cuando él así lo decida). Si Terry fuera un personaje de carne y hueso, tendría -al menos- características de celópata, alcohólico y golpeador.

Según el ritmo de los tiempos, ya no están las horas para amores sufrientes y desesperados. El buen amor se disfruta, no se llora ni se ruega.

Un aspecto a tomar en cuenta es que, aparentemente, en los dibujos animados románticos orientales el verdadero amor casi nunca se consuma. Rara vez una pareja se queda junta para un final feliz tipo “Hollywood”.

Para los japoneses el romanticismo va por un lado más bien anti-héroe. Si se piensa que Nagita ama a Shakespeare y sus tragedias, todo tiene más sentido.

Otras teorías apuntan a que –sencillamente- la autora es un «troll» y ordeña el misterio para que se siga hablando de Candy, cuarenta años después.

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