Diversos opinólogos –entre los que se encuentra una multitud de trolls y comentaristas en redes sociales- han hecho toda clase de falsas aseveraciones en torno a la participación del Partido Comunista en el plebiscito de 1988.

(*) El autor es periodista y ex ministro de Estado.
El origen de eso se da luego de las declaraciones de los actuales presidentes de los partidos Demócrata Cristiano y Radical en torno a su idea inicial de excluir al PC de la conmemoración de los treinta años de la victoria de la opción NO en dicho evento electoral.
Se dijo que el partido Comunista llamó a no votar en el plebiscito o bien lo hizo muy tardíamente, que instó a no inscribirse en los registros electorales o lo hizo apenas un par de meses antes de la jornada plebiscitaria, que luego no respaldó la candidatura de Patricio Aylwin y que incluso le confrontó un postulante propio a la presidencia y que la DC siempre fue partidaria de una política electoral para enfrentar a la dictadura (incluyendo la concurrencia al plebiscito), a diferencia de los comunistas.
Nos ha parecido pertinente revisar la historia y ver qué señala la prensa y los archivos de la época.
1. El camino hacia la participación en el plebiscito es compleja en la totalidad de la oposición: El ejemplo más claro es la Democracia Cristiana
La adopción de una estrategia de “movilización político–electoral”, como se denomina en la jerga interna de la Democracia Cristiana a la aceptación del itinerario institucional de la dictadura, no es un proceso exento de controversias al interior de la colectividad de la flecha roja.
Patricio Cueto publica en 1992 el libro “Atrapado en su red”, que es una especie de “historia oficial” de la actividad de Adolfo Zaldívar y el sector “colorín” falangista en tiempos de dictadura. Señala que a mediados de 1987 el PDC “había entrado en un período electoral que culminaría el 4 de julio con la elección de presidentes comunales y provinciales, y de los delegados a la Junta Nacional. Las listas de candidatos se confeccionaron bajo los liderazgos de quienes se postulaban a la presidencia de la DC”.
Los principales eran Patricio Aylwin, el que expresaba el clásico sector conservador conocido como “guatones”, y Ricardo Hormazábal, el abanderado de los progresistas o “chascones”. Dice Cueto: “Los sectores partidarios de Aylwin obtienen una estrecha diferencia a su favor sobre la partidarios de Hormazábal, aproximadamente un 40% contra un 38%”.
En la anterior reunión de Junta Nacional, realizada en diciembre de 1986, Hormazábal “llega a sostener que era un crimen inscribirse en los registros electorales porque estos eran ´los registros electorales de la dictadura´, posición que fue compartida por otros integrantes de la Asamblea de la Civilidad”, como el doctor Juan Luis González, presidente del Colegio Médico. Hasta entonces, la Democracia Cristiana era presidida por Gabriel Valdés, también “chascón”, y había impulsado la movilización social en contra la dictadura.
En la Junta Nacional de agosto de 1987, Gabriel Valdés entrega su cuenta. Dice: “La Constitución del 80 es un obstáculo pero tiene la virtud de clarificar el límite del Partido Demócrata Cristiano: aceptar las instituciones autoritarias de la Constitución es la derrota, terminar con dichas instituciones es la victoria”. Sostuvo que la movilización social “es nuestro esencial instrumento de acción. No podemos renunciar a él, puesto que, de hacerlo, nos quedaríamos atados de pies y manos a merced de la voluntad de la dictadura”.
Hasta mediados de 1987 el PDC había impulsado, en efecto, la movilización pacífica y la no violencia para confrontar a la dictadura, pero descarta otorgar legitimidad a la Constitución Política de la dictadura, sus Leyes Orgánicas y su itinerario institucional. Por lo demás, la lucha pacífica y no violenta no es sinónimo lineal de lucha electoral.
Patricio Aylwin es elegido con 132 votos, un 55%. La mesa directiva nacional queda integrada por Andrés Zaldívar, en la primera vicepresidencia; Narciso Irureta, en la segunda; Edgardo Boeninger, la tercera; y Gutenberg Martínez, secretario general. De esa forma, se consolida el cambio de orientación de la Democracia Cristiana desde lo planteado por Gabriel Valdés.
2. El partido Comunista llama a votar No a Pinochet en el plebiscito del 5 de octubre de 1988
El 4 de enero de 1988, el Consejo Nacional del Partido Demócrata Cristiano convoca a votar NO en el plebiscito y el 25 de enero lo hizo el PS–Almeyda.
El 2 de febrero de 1988 una parte significativa de la oposición a la dictadura conforma una alianza que se compromete con la opción NO en el plebiscito. La Concertación de los Partidos Políticos por el NO queda formada inicialmente por trece colectividades: los partidos Demócrata Cristiano, Socialista–Almeyda, Socialista–Núñez, Radical, Radical Socialista Democrático, Mapu, Mapu Obrero Campesino, Socialdemocracia, Izquierda Cristiana, Unión Socialista Popular, Unión Liberal Republicana, Democrático Nacional y Humanista (“La Época”, 3 de febrero de 1988). Más tarde se suman otras fuerzas, como el PS Histórico, el PS–Mandujano y Los Verdes.
El Comité Central del Partido Comunista de Chile llama a votar NO en el plebiscito cuatro meses después: el 15 de junio de este mismo año (“El Mercurio”, 16 de junio de 1988). Al anunciarse la resolución comunista se indica que “esta decisión creará mejores condiciones para la derrota del régimen” (“La Época”, 16 de junio de 1988). El PC no es incorporado formalmente al Comando Nacional por el No, por la oposición del PDC, pero se suma a los comandos comunales y a la campaña nacional.
El 30 de agosto de ese año, dos meses y medio después de la decisión del PC, la Junta de Gobierno designa a Pinochet como candidato único a la presidencia de la República, sujeto a la ratificación de la ciudadanía en el plebiscito.
El 54,6% de los votantes se pronuncia por el No a la continuidad de Pinochet. El Si obtiene el 43,04 por ciento. Las cifras muestran que la participación comunista, así como de todas las fuerzas opositoras a la dictadura, resulta determinante en la victoria.
3. El partido Comunista llama a inscribirse en los Registros Electorales en 1987
El miércoles 25 de febrero de 1987 se abren los Registros Electorales, luego que en octubre del año anterior fuera dictada la Ley de Inscripciones Electorales y Servicio Electoral. Un mes después, el lunes 23 de marzo de 1987, se promulga la Ley Orgánica Constitucional de Partidos Políticos, que establece los requisitos para la inscripción legal de estas colectividades y las condiciones fiscalizadoras a través de las que pueden participar en el plebiscito que se contempla en el itinerario institucional.
En ese contexto, el Pleno del Comité Central del Partido Comunista de Chile adopta en octubre de ese mismo año 1987 la resolución de llamar a la inscripción en los Registros Electorales (“La Época”, 29 de octubre de 1987).
4. El Partido Comunista forma parte en 1987 y 1988 de una coalición política con cinco partidos que integran al mismo tiempo la Concertación por el NO
Desde el 25 de junio de 1987 el partido Comunista integra la coalición denominada Izquierda Unida (IU), que también integran el MIR Político, la Izquierda Cristiana, el PS–Almeyda, el PS Histórico, el MAPU y el PRSD (Partido Radical Socialista Democrático), que en mayo se había escindido del Partido Radical que presidía Enrique Silva Cimma, entre otras cosas por su decisión de mantener el radicalismo en la izquierda y de perseverar en el camino de la movilización social en procura de una ruptura democrática.
Las últimas cinco colectividades mencionadas integraban –al mismo tiempo- la Concertación de los Partidos Políticos por el No.
Con el tiempo, el PS–Almeyda y el PS Histórico son protagonistas de la reunificación del Partido Socialista en 1990 y el Mapu se integra al PS y al PPD, mismo camino que sigue parte relevante de la dirigencia de la Izquierda Cristiana.
En el caso del PRSD, una de cuyas figuras relevantes es Anselmo Sule, se reunifica con el sector radical de Silva Cimma a inicios de los años 90. Mientras existió, la Izquierda Unida fue presidida en forma subrogante por radicales: Luis Fernando Luengo y Aníbal Palma (el presidente oficial de la Izquierda Unida era el destacado dirigente socialista Clodomiro Almeyda, quien se vio impedido de ejercer el cargo por la persecución de la dictadura).
5. El partido Comunista respalda la candidatura presidencial de Patricio Aylwin en las elecciones de 1989
Después del plebiscito, las colectividades que integran la Izquierda Unida, con la sola excepción del Mapu, levantan una colectividad instrumental para la participación en las elecciones presidenciales y parlamentarias d el 14 de diciembre de 1989.
La instancia se bautiza como partido Amplio de Izquierda Socialista (PAIS) y cuenta, por cierto, con la inclusión del partido Comunista.
El 6 de julio, la Concertación de Partidos por la Democracia elige como su candidato único a la presidencia de la República a Patricio Aylwin. Su proclamación se realiza el 16 de julio de 1989 en el Teatro Caupolicán, bajo el lema “Gana la Gente”.
El partido PAIS no sólo no levanta antes precandidato presidencial alguno, sino que prontamente proclama a Aylwin como su candidato, lo que es informado al país el 2 de agosto.
Aylwin sale elegido presidente de Chile por el 55,17%, derrotando al candidato de la derecha Hernán Büchi.
6. La victoria del No en el plebiscito de 1988 es posible por la movilización social que se desarrolla previamente en el país
Es incuestionable que el triunfo de la oposición es posible gracias a la movilización social y popular que se desarrolla en el período previo al evento electoral.
Sin perjuicio de que la resistencia democrática se inicia el mismo 11 de septiembre de 1973, fue en los años 80 cuando irrumpe un proceso de enfrentamiento de masas a la tiranía que la hace tambalear.
Una de sus primeras expresiones germinales probablemente es la “Marcha del Hambre”, el 19 de agosto de 1982 en pleno centro de Santiago, con la participación de decenas de miles de personas.
El punto de partida del ciclo de movilización social es, sin duda, la Primera Jornada de Protesta Nacional, realizada el miércoles 11 de mayo de 1983, convocada por la Confederación de Trabajadores del Cobre (CTC), presidida en esos días por Rodolfo Seguel.
El llamado señala: “Nuestro problema no es una ley más o una ley menos, o de una modificación u otra de lo existente, sino que es más profundo y medular. Se trata de un sistema completo, económico, social, cultural y político”.
Son millones de personas las que salen a las calles, en cada cuadra y en cada barrio del territorio nacional, a protestar contra la dictadura.
La segunda Protesta Nacional se realiza el 14 de junio y resulta aún más masiva, siendo convocada por el recién formado Comando Nacional de Trabajadores (CNT), que agrupa a la Coordinadora Nacional Sindical, la misma CTC y otras entidades sindicales.
La totalidad de las fuerzas políticas y sociales de la oposición a la dictadura, incluyendo ciertamente al Partido Comunista, promueven el desarrollo de las protestas nacionales, las que se continúan realizando hasta el Paro Nacional del 2 y 3 de junio de 1986, la mayor paralización del último medio siglo en el país, convocada por la Asamblea Nacional de la Civilidad.
Dicha instancia es una multigremial formada a inicios del citado año y cuya actividad se desarrolla junto con un “Comité Político Privado”, que integra toda la oposición política, incluyendo a la Democracia Cristiana y el partido Comunista.
El aprendizaje colectivo de la sociedad civil respecto de las Protestas Nacionales sigue en pie hasta el mismo año del plebiscito. El 30 de agosto de 1988, cuando la Junta de Comandantes en Jefe de las Fuerzas Armadas y Carabineros designa a Pinochet como candidato único, la ciudadanía sale a las calles durante todo el día haciendo uso de todas las formas de expresión y rebeldía existentes desde 1983. Este hecho es registrado, incluso, por la propia franja de propaganda televisiva del No.
Por todo lo anterior no puede haber dudas de que el Partido Comunista fue un protagonista clave de la lucha en contra de la dictadura y que fue un actor decisivo en el triunfo del NO en el plebiscito de 1988.