
Joselo Flores (*)
Genio de la música calza perfecto para describir lo más esencial de Charly García. Desde lo conceptual y lo lírico, sus composiciones se ubican en un nivel superior, aspecto reconocido por sus propios compañeros de viaje.
Para quien no toque profesionalmente algún instrumento, es difícil dimensionar lo que significa tener 12 años y manejar la claves del piano, la teoría y el solfeo; peinarse con Chopin; o a los 14 componer un tema como «Desarma y sangra», que años después grabaría con Serú Girán.
En el documental biográfico que recientemente presentó el canal de pago Nat Geo sobre García alguien hizo el apunte: Mozart empezó a tocar a una edad mayor que Charly, aunque ambos comparten un prodigio: tener oído absoluto. Es decir, pueden identificar el tono exacto de los sonidos.
Si a lo anterior se suman aspectos como genialidad, extravagancia, locura y excesos, se trata -por cierto- de un aspecto identitario en los variados pasos que ha dado el artosta trasandino.
Desde su crianza acomodada y culta, pasando por el servicio militar, protagonizar el primer recital masivo en su país, vivir siempre en la vanguardia, girar con bandas, hasta ser ícono del rock latinoamericano, adorado, llamado Dios, Emperador y desarrollar el concepto Say No More que le sopló Yoko Ono.
Hasta sus llamativos bigotes tienen un sentido natural: se trata de vitíligo, una reacción química del cuerpo que en su caso se produce a partir de un «sentimiento de abandono» que sufre debido a unas muy largas vavaciones que toman sus padres.
Que las drogas, que el whisky, que los escándalos, que la noche, que la bohemia, que sus polémicas declaraciones… al final siempre la fianza la pagó un amigo y las heridas son del oficial. Siempre es complejo juzgar a este inmenso ser, que en algunos períodos no tuvo la fuerza emocional para relacionarse con la sociedad. Para nada es fácil ser Charly.
Aunque tal vez sí, rodeado de buenos amigos que le cuidan, enamorado en pareja, componiendo, grabando, tocando cuando quiere y dándose el gusto de promocionar pocos días antes un show, con sus aliados pernoctando en la fila de brazaletes SNM para conseguir una entrada y agotarlas en minutos.
Se trata de conciertos que han dejado más que satisfechos a los privilegiados asistentes, pues la entrega, nuevas canciones, puesta en escena y el nivel interpretativo es el de grandes músicos que han consolidado un sonido potente entre lo orquestal y el rock.
Cómo no hacer una mención especial al sólido trío chileno que lo acompaña desde hace años, compuesto por Toño Silva en batería, Kiuge Hayasida en guitarra y Carlos González en el bajo, quienes ostentan el récord de ser el grupo más estable que ha tenido Charly. A ellos se suman Fabián Quintiero (tecladista de Soda Stereo hasta la etapa de «Signos») y Rosario Ortega (segunda voz y coros.)
En el ya citado documental de Nat Geo -dando inicio al ciclo de la serie “Vidas que marcaron la tuya”- quedan en el aire varias de las dudas aquí enunciadas. Se entiende lo difícil que es resumir una vasta obra musical y biografía, por lo mismo el resultado es positivo, sobre todo en el rescate de relatos en primera persona por parte de variados cercanos, aunque con pocas imágenes y contenido inédito.
Julieta Venegas logró conectar súper bien con Charly siempre desde una admiración como «fans» más que como entrevistadora. El músico argentino la recibió muy sonriente y dispuesto a contar desde su sitial de estrella del rock algunas anécdotas sobrehumanas como el clavado a la piscina desde el noveno piso de un hotel en Mendoza, como también confidenciar lo difícil de sus internaciones en clínicas psiquiátricas y develar una emoción sincera al transmitir en su mirada el dolor físico y emocional del encierro, las crisis, el maltrato y todo esa ansiosa oscuridad de quien caminó hacia la luz en rehabilitación.
Precisamente fue de su última internación que el músico Palito Ortega lo rescató, llevándolo a su finca para entregarle hogar, naturaleza, rigurosidad, un estudio de grabación a disposición, filtro de amistades y un calor humano que lo resucitó e hizo de Charly un hombre empático con su entorno, consciente de su responsabilidad musical y dispuesto a no perder más tiempo como canalizador de composiciones.
Lo que se mostró de sus discos estuvo notoriamente cargado al «Clics Modernos» que cumplió 35 años y la banda “Los Enfermeros” con la que giró el disco en vivo, considerado uno de los mejores de su carrera, de la Argentina y en algunos rankings internacionales.
Dado que fue grabado en Nueva York en los estudios Electryc Lady de Jimmy Hendrix por el productor y también leyenda Joe Blaney, se notó el plus que a ojos yankees lo vincula con ellos en una suerte de internacionalización en sus tierras, una ciudad top, estudio top y productor top, cuando el grande realmente es García y su composición, entre ellas “Los Dinosaurios” y “Ojos de videotape”.
Se extrañaron más relatos de Fito Páez y Nito Mestre, que le preguntaran por su relación con los grandes que le han acompañado y partieron como la guitarrista María Gabriela Epumer, su colega Carlos Alberto García López, de su relación con Spinetta, Cerati, en fin, de sus puteadas contra Macri, de sus discos «Influencia» y «Rock & Roll Yo», de su gira 60×60.
Y en eso también haremos justicia con el maestro. Porque nada se dijo ni se mostró sobre la obra artística y el éxito que ha tenido su último disco editado llamado “Random” del 2017. Este año recibió el máximo reconocimiento de su país, el Gardel de Oro por álbum del año. Y otros cinco más por Ingeniería de Grabación, Diseño de Portada, Mejor Video Clip “Lluvia”, Mejor Álbum Artista Masculino de Rock y Producción del Año.
García es una leyenda que se escribe a diario, un dinosaurio lejos de desaparecer, una extensión del piano bajo sus particulares dedos forjados en la técnica rusa del martillo, un captador de frecuencias musicales viscerales, una mente brillante de cuestionamientos y respuestas.
Ya es difícil ser un humano normal, ser Charly ni me lo imagino. Después de todo “no existe una escuela que enseñe a vivir”, como canta en su hermosa canción «Desarma y sangra».
*** Fotos interiores: Gentileza de Sandra Calandrino, conductora del programa radial on-line «Animales de García». Instagram @sandracalandrinofotos.
*** Foto principal: NatGeo.
(*) El autor es destacado músico y gestor cultural, reconocido admirador del rock argentino. Radicado hace quince años en el Valle de Elqui, actualmente imparte clases de piano en escuelas rurales de la comuna de Paihuano.