
(*) José Albuccó
La importancia geoestratégica internacional de Venezuela, en las puertas de Sudamérica, y sus enormes reservas energéticas hace evidente que la actual crisis que vive el país forma parte de un juego tronos y poder que está más allá de las calles y hogares del propio país latinoamericano.
Venezuela fue un lugar de acogida cuando la gran mayoría de las repúblicas de la región estaba sumida en el dolor, la persecución, la censura y la violencia de unos ciudadanos sobre otros.
Su situación actual es producto de múltiples causas tanto sociales, como políticas y económicas. Pero sobre todo es fruto de la irresponsabilidad de todos los que han tenido a su cargo tareas políticas, sociales, económicas y religiosas durante las últimas cinco décadas. No se estuvo a la altura de cuidar lo esencial de un país: su comunidad.
Cuando una sociedad no es capaz de resolver sus luces y sombras como nación, las tendencias populistas y totalitarias aparecen al acecho. Cuántos países hoy están gobernados por esas corrientes ideológicas, escudados en que fueron elegidos a través de la «institucionalidad vigente».
En estas crisis no sólo se pierde la vida y la dignidad de diferentes formas, sino que la cohesión comunitaria, un proyecto común como sociedad, un sueño colectivo y el reconocimiento mutuo, generando la desaparición -paulatina, pero significativa- del legado cultural de una nación.
Los rituales y fiestas que unen a sus habitantes, las celebraciones que conmemoran acontecimientos significativos en el transcurso de su historia, van quedando en el olvido. Se va produciendo el abandono de pueblos y comunidades; junto con ello, la desaparición de la cultura de pueblos enteros y la exacerbación de la violencia cultural de los grupos que anhelan el dominio populista o totalitario.
La Ciudad Universitaria de Caracas fue construida por el arquitecto Carlos Raúl Villanueva entre 1940 y 1960, con la finalidad de tener una espacio para la educación superior y ciudadana, un lugar de desarrollo de la conciencia crítica de la sociedad, para el talento y el mérito. Un ejemplo relevante en el mundo.
Hoy, la Ciudad Universitaria de Caracas, considerada Patrimonio Cultural de la Humanidad, está en riesgo, como lo está también todo su Patrimonio Humano. Esto, nos llama a reflexionar y valorar el Patrimonio Cultural como una alianza virtuosa entre democracia y derechos ciudadanos responsables, que hoy en Venezuela no se está produciendo.
(*) Académico de la Universidad Católica Silva Henríquez, autor del blog Patrimonio y Arte.