Josi Villanueva, fundadora de la primera murga cuequera Flor de Juanas: “Cantamos por todas las mujeres que han sido maltratadas y por las que creen que somos iguales»

“La cueca se está renovando en Chile, los jóvenes vuelven a apropiarla, le incorporan creaciones y surgen cosas nuevas”. Así resume su experiencia investigando sobre el tema Vincent Moon, reconocido documentalista francés.

El realizador ha filmado músicas locales de India, Brasil, Japón y Estados Unidos, “músicas populares que unen a las comunidades”, explica. Luego de trabajar con grupos como Arcade Fire o REM, dice que salió a buscar por el mundo “músicas que hacen vibrar de forma colectiva”. Y se encontró con la cueca.

“Durante años la gente se alejó de ella por culpa de Pinochet, la dictadura también la manipuló, le cortó sus raíces populares, desordenadas y la convirtieron en algo muy limpio, con bailes bastante bobos», explica Moon.

Pero, en rigor –dice- “la cueca es muy punk”. Y en esa búsqueda se encuentra en Chile con el grupo Flor de Juanas, formado el año 2016 sólo por mujeres y que desarrolla una potente mezcla de murga y cueca. De hecho, sus integrantes autodescriben la propuesta como “la primera murga cuequera”.

Su fundadora es Josi Villanueva, cantante y compositora. Explica que el proyecto –como decía el documentalista francés- busca refrescar la escena de la cueca, que ya vive variados instantes de revisión y replanteamientos.

Además de la mezcla musical, Flor de Juanas también asume una sólida propuesta conceptual: “Cantamos por todas las mujeres que han sido maltratadas, asesinadas y por las que creen que somos iguales”, dice Villanueva.

El juego armónico y el diálogo musical constituyen la base del proyecto que une murga y cuenca, a lo que suman letras de gran poesía e impacto, colorido en la vestimenta y un discurso que hace uso efectivo de la crudeza, la realidad, el sarcasmo y la metáfora.

La propuesta no sólo renueva la cueca. Llevan adelante también una consciencia distinta, una invitación clave para el desarrollo social y cultural de Chile.

“Antes de todo esto la mujer siempre cumplía un rol de tocar el pandero o bailar en la cueca, sin embargo, la nueva generación de hombres cantores traen otra mentalidad y comienzan a invitar a las mujeres a cantar y sacar el “pito” que llevamos como mujer chilena, gritona y dicharachera. Es lo que hacemos con nuestro grupo”, explica Villanueva.

La cantautora realiza –además- una fructífera tarea educativa, a través de talleres de canto cuequero para mujeres. Así, entre la enseñanza y la creación, Flor de Juanas no para de crecer.

Su más reciente desafío es participar en el Primer Encuentro Internacional de Murgas de Mujeres y Mujeres Murguistas a realizarse en Montevideo, Uruguay los días 15, 16 y 17 de marzo de 2019. De allí es que, entre las diversas gestiones que hace el grupo para reunir fondos, destaca una campaña en la plataforma Idea.me

¿Cómo evalúas el interés que genera hoy la cueca en los jóvenes y en las mujeres? Durante mucho tiempo fue un ámbito muy marcado para personas mayores y para hombres…

– Existe un nuevo tipo de acercamiento por parte de las nuevas generaciones, lo que creo se relaciona con la generación de jóvenes que se interesaron por las cuecas de Los Chileneros y los alumnos de don Nano Nuñez, quienes comienzan a escribir desde otras perspectivas.

Con este grupo surge una cueca refrescante, sensual, con arreglos musicales que la embellecen con nuevas sonoridades o una forma de cantar, entre otros puntos. Todo esto fue atrayendo a los jóvenes de entre 20 y 35 años que comenzaron a asistir a las ruedas de cantores que por años han existido tanto en Santiago como en Valparaíso.

Hasta esos momentos la mujer siempre cumplía un rol de tocar el pandero o bailar, sin embargo, la nueva generación de hombres cantores traen otra mentalidad y comienzan a invitar a las mujeres a cantar y sacar el “pito” que llevamos como mujer chilena, gritona y dicharachera.

Hoy en día existen muchos grupos de mujeres haciendo este tipo de cueca chilenera como se le conoce, porque la forma de cantar es aguerrida, potente, se necesita fuerza para poder llegar a los tonos más altos sin que se te quiebre la voz o desafines. Por esto creo que es tan atractiva para las mujeres.

Y en tu caso ¿cómo surge el interés por trabajar en este tipo de cueca?

– La cueca “aniñá”, tanto en las letras como en la forma de cantarla, es la que más me gusta. Es la que más se acerca a lo que somos realmente, es parte de nuestra identidad, por ende es fácil digerirla y sentirla propia.

Por estas razones elegí la cueca como expresión musical tanto para cantarla como para enseñarla a otras mujeres, compartiendo los conocimientos que he ido adquiriendo por años en la práctica y las investigaciones que me han ayudado a comprender mucho más el género.

Y en ese sentido, ¿cuál es la mayor complejidad?

– La técnica vocal que se utiliza para cantar cueca es la misma para hombres y mujeres, no cambia según el género. Ocurre que el hombre por tener una voz más potente a veces deja de lado a la mujer por su sonoridad más suave, aguda o dulce; puede ser potente, pero no como la del hombre.

En las ruedas de cantores, por ejemplo, la mujer tiene que validarse con muchas dificultades. Por eso surge la rueda de cantoras, por la necesidad de cantar sin que un hombre te tape con su vozarrón competitivo.

El trabajo específico que desarrollas en Flor de Juanas es una mezcla de la cueca con la murga uruguaya. ¿Cómo surge esa conexión?

El año 2005 se desarrolla en la universidad que estudiaba un taller de murga y candombe, dirigido por uno de los directores más importantes de Uruguay, Eduardo Lombardo, conocido como Pitufo.

Se trata de una expresión musical que une raíces españolas y africanas surgidas en la zona de del Río de la Plata. Esclavos negros llegados a ese lugar mantienen sus tradiciones que suman a lo que reciben ene Europa y en AMérica Latina. Todo esa unión y sincretismo es lo que hoy se cultiva con mucha pasión, especialmente en Uruguay.

Es en este taller con Pitufo Lombardo en el que aprendo del juego coral, la fuerza del canto y el hecho de poner en juego la voz junto a otras muy distintas. La verdad es que me encandilé con este género.

En la medida que pasan los años, yo siguiendo en el folklore y en la cueca, surge la idea de mezclar ambos géneros. Lo cierto es que la cueca me trajo muchas alegrías, desafíos personales, profesionalismo y muchos éxitos.

Pero desde el taller hasta el año 2015 busqué la manera arriesgarme y juntar estas vertientes que amo y que representan un aspecto importante de mi vida musical y personal.

¿De qué manera organizan sus presentaciones? ¿Son temáticas conceptuales en cada espectáculo o existe variedad de temas?

– Hemos desarrollado un montaje central llamado «Aprendiz de bruja» que mezcla música, sátira y teatro y que habla de nuestras muejres ancestrales, de lo que han vivido nuestras madres y abuelas en una sociedad machista y que nosotras mismas como mujeres experimentamos en la actualidad.

Junto con un lenguaje popular y con ritmos de nuestro folklore, este trabajo recoge muchas influencias del teatro y también de la murga uruguaya. Ellos realizan todos los veranos un carnaval en el que compiten con un montaje que luego presentan todo el año en diversos lugares hasta el otro año.

En Chile las murgas hacemos lo mismo. Y en el caso de Flor de Juanas contamos con este montaje como eje central. Podemos mostrar un extracto, en cuyo caso elegimos las canciones más relacionadas al contexto del espectáculo para el que nos llamen.

¿De qué forma llevan adelante este camino, en cuanto a su organización, recursos, fondos?

– Flor de Juanas es una agrupación auto-gestionada. Tenemos un equipo de coordinación que trabaja de manera colaborativa para que estemos organizadas y podamos llevar a cabo cada objetivo propuesto.

Al ser una agrupación que experimenta estos dos géneros nos encontramos en constante desarrollo y aprendizaje y por sobre todo investigación para que en cada montaje que hagamos afiancemos nuestro carácter único e identitario y ojalá convertirnos en un referente de estilo para las nuevas generaciones o las ya existentes.

¿Cómo surge el nexo con el destacado documentalista francés Vincent Moon?

– Él ha estado trabajando en el tema de la cueca y le llamó mucho la atención nuestra labor femenina. De allí nace su interés por filmar presentaciones nuestras y desarrollar un micro-documental musical sobre Flor de Juanas. Para nosotras es muy importante este tipo de cosas porque, a propósito de la pregunta anterior, reafirman que hemos tomado la vía correcta.

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