Bernardo O´Higgins, el complejo camino de un resiliente

Alejado de sus progenitores y creciendo en la casa de una familia amiga, los primeros años de Bernardo O´Higgins no auguran un futuro esplendor.

Nacido de una relación fuera del matrimonio entre un militar inglés sextuagenario, a la sazón Virrey del Perú, y una joven veinteañera casi cuatro décadas menor, por años el joven Bernardo se oculta del juicio social. De hecho, hasta casi su adolescencia lleva otro apellido.

Siempre a distancia, su padre natural Ambrosio O´Higgins lo traslada desde la natal Chillán a la casa de una familia amiga en Talca, en donde es bautizado como Bernardo Higinz. El futuro prócer no conoce la vida familiar con el modelo padre y madre, cargando en la época con el estigma de ser un “guacho”.

Ambrosio O´Higgins.

Sin embargo, ya entrando a su juventud, es enviado a los mejores centros de estudio a los que se puede aspirar en la época, haciendo un largo y complejo periplo por Lima (Perú), Cádiz (España) y Londres (Inglaterra). La relación con su progenitor no sólo es distante, sino que hasta casi inexistente.

A juicio de Pedro Aguirre, ex presidente del Instituto O´Higginiano de Chile, “lejos de sentirse disminuido por todas las situaciones adversas que le toca vivir, se fortalece. Y en rigor, su padre lo prepara con una visión de futuro. Forja en él un carácter voluntarista que le permita enfrentar los problemas”.

Como fuese, su difícil historia personal no merma la visión que Bernardo tiene de sí mismo y de Chile. Y su trayectoria va a dar cuenta de un espíritu evidentemente fuerte.

La definición clásica de resiliencia señala que es la capacidad para afrontar y adaptarse a la adversidad, no significando ausencia de dolor sino más bien desarrollando una intensa voluntad para sobreponerse a su entorno. O´Higgins –claramente- es una muestra de eso.

Y con todo en contra, al no pertenecer en esencia a la élite, llega a ser Director Supremo de Chile, la máxima autoridad. La psicóloga clínica Patricia Tempple destaca el hecho como algo que debe rescatarse.

“Es una actitud modélica. Aunque actualmente se sabe muy bien que los niños o jóvenes que crecen sin sus padres no implica que sean personas sin metas o que no puedan superar las complicaciones, hablamos de un tiempo en que estos conceptos no estaban en el análisis”, dice la experta.

Comenta que es importante entender este aspecto en quien es una figura fundamental de la historia chilena, para que las personas hoy entiendan mejor la importancia de la resiliencia en sus procesos personales. “Siempre hay estímulos para seguir adelante y cada persona debe saber descubrirlos”, anota Tempple.

El gran mérito

Otro aspecto a considerar en la mirada biográfica de Bernardo O´Higgins es el hecho de que durante muchas décadas el culto a su persona implica el opacamiento de otros gestores de la independencia nacional.

La propia dictadura de Pinochet se apropió de su significado. A lo que se suma el hecho de que existan “bandos históricos” que ensalzan a una figura de la independencia y enlodan a las otras que también participan del proceso.

Por cierto que entre ellos se dan claras diferencias. Y en sus vidas se cruzan reconocidos “odios y traiciones”, como cantan Los Prisioneros. Pero, a poco más de dos siglos de acontecidos los hechos, bien puede ponerse en práctica una mirada más holpistica que considere el aporte que cada uno hizo a la emancipación del país.

“Es importante reconocer que a la independencia de Chile aporta mucha gente. Todos tienen el mismo objetivo, ser libres y soberanos. De allí es que, en su respectiva circunstancia, cada uno debe tener un lugar en la historia”, explica el ex presidente del Instituto O´Higginiano.

“Si bien esta institución nace con el objetivo de promover el legado de Bernardo, desde hace varios años lo estamos haciendo como una propuesta de encuentro. Buscar peleas entre los padres de la Patria es un ejercicio inútil y le hace mal al alma de Chile”, enfatiza Aguirre.

O´Higgins no sólo enfrenta una historia personal compleja, nace –además- en un país aislado. Pero tiene el gran mérito de aprovechar las circunstancias privilegiadas a las que accede, tanto su educación como la posibilidad de viajar por el mundo y tomar lo mejor que a él le parece del pensamiento universal, para implementarlo con un sentido continental.

No por nada alcanza importantes cargos en América Latina también: Brigadier del Río de la Plata, Mariscal del Gran Perú y General de la Gran Colombia.

Su experiencia resiliente no debe ser vista como un dato menor a la hora de organizar ejércitos, comandar batallas o ejercer como Director Supremo en el país.

Pone fin a la esclavitud, elimina los títulos nobiliarios, establece la actual bandera nacional, reconoce como ciudadanos chilenos a los mapuches, potencia al Ejército como estratégica fuerza de defensa nacional y crea una fuerza naval (por eso ocupa también el cargo de Capitán General), termina con la dinámica del mayorazgo (que facilita el enriquecimiento de pocas familias), prohíbe los escudos de armas (que hacen del apellido una marca de origen), fomenta la educación pública (con medidas que van desde la reapertura del Instituto y la Biblioteca Nacional a la creación de la Escuela Militar) y crea el Cementerio General (permitiendo que los no católicos también accedieran a una última sepultura, que hasta ese momento estaba prohibida).

Presionado por la ya muy bien conformada “fronda aristocrática” local y envuelto en decisiones erróneas y obscuras (como el arresto y posterior muerte de sus críticos, los hermanos Carrera y Manuel Rodríguez), Bernardo O´Higgins renuncia a su cargo para evitar una guerra civil. Luego, se autoexilia en Lima y muere en completa soledad.

“Creo que el 95% de las personas reconoce su importancia en la historia de Chile. Pero también pienso que no ha sido bien estudiado. Existe un gran desafío país en esto y es un paso que tenemos que propiciar de manera eficiente”, subraya el ex presidente del Instituto O´Higginiano.

El personero dice que –entre otras cosas- aún falta por conocer su visión universal, porque no sólo mira a Europa como ejemplo a seguir, sino que también a Asia, en tiempos que esa zona del globo no juega el papel de hoy.

“Se extraña y se necesitan por estos días líderes con esa visión de futuro, que velen por el bien de Chile a largo plazo. Por eso creemos que los Estados no deben olvidar su historia ni a sus líderes”, recalca Aguirre.

0 Comments

Leave a reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

*