“Les volamos la ra… jajaja”: Apuntes sobre el dibujante chileno Jorge Mateluna, creador del mítico Enano Maldito

“¿Te acuerdas, Mauricio, de la portada del izquierdista diario Puro Chile del 5 de septiembre de 1970, al día siguiente de la elección presidencial? Aparece una gran caricatura del llamado Enano Maldito gritando ‘¡Les volamos la ra… ja ja ja ja…!’. Una forma nada republicana de celebrar una victoria presidencial, un estilo que nos recuerda lo peor del populismo de Chávez y Maduro” (sic).

La frase es de Roberto Ampuero, escritor y ex ministro de Relaciones Exteriores del actual gobierno de Sebastián Piñera. Aparece en el libro “Diálogos de conversos”, en el que comparte una extensa conversación con Mauricio Rojas, quien ocupó sólo algunos días la cartera del ministerio de Cultura en la misma administración.

Rojas le comenta a Ampuero: “Se dio un notable proceso de desquiciamiento de la convivencia cívica a nivel de la cultura y del lenguaje (…) Recuerdo las campañas de Clarín y Puro Chile, con fuertes vínculos con Allende y el Partido Comunista, en contra de Jorge Alessandri (…) No dejaron insulto por usar, transformando el diálogo político en una pocilga”.

El autor del personaje citado en el libro de estos dos “intelectuales orgánicos” de la derecha es el dibujante Jorge Mateluna Muñoz, fallecido recientemente en el mes de noviembre. Hablar por teléfono con él tenía casi siempre el mismo comienzo: “¿Cómo ha estado?”. “Aquí, sufriendo intensamente”, decía.

Era una respuesta invariable, siempre seria y solemne al inicio, pero que luego era seguida por una notoria risa que celebraba la ironía y el sarcasmo, características que hace casi cincuenta años todo el país conoció, especialmente durante la campaña presidencial de Salvador Allende, en la portada del diario Puro Chile a través del citado Enano Maldito, sin duda, la más trascendente creación de Matamala.

Jorge Mateluna Muñoz

Un personaje inolvidable

Fue un personaje emblemático en los inicios de los años 70. Marcó el proceso de movilización que culminó con la victoria de Salvador Allende en su camino a La Moneda. Se consideraba que el personaje había hecho un aporte relevante en el resultado electoral y también durante los mil días del gobierno de la Unidad Popular.

Nunca se olvidó esa aparición del personaje en la edición de Puro Chile que informaba del triunfo presidencial de la Unidad Popular, ocupando toda la portada y proclamando muerto de la risa que “les volamos la ra… jajaja”.

Mateluna siempre recordó cuando una multitud llegó la noche del 4 de septiembre de 1970 hasta la redacción del diario, aclamando al Enano Maldito y cuando el propio Salvador Allende visitó el matutino y agradeció su contribución a la victoria.

En 1995, en el primer reportaje que se hizo en Chile sobre Jorge Mateluna después del golpe de Estado y todo el período de la dictadura, el diario La Nación comentó: “Nunca se quedaba callado y eso lo hizo un personaje inolvidable, se le quisiera o se le odiara (…) Hasta lo responsabilizaron del triunfo de Allende (…) ¿Qué va a decir ahora el Enano Maldito? Era la pregunta clásica entre momios y upelientos, que entre tanta guerrilla informativa de esos tiempos, jamás dejaron de reconocer la asertividad de este monito”.

En una de las últimas entrevistas que dio en el ocaso de su vida, el reconocido periodista José Gómez López –director de Puro Chile- señaló que “el Enano Maldito vivió y convivió con los acontecimientos que culminaron con el triunfo presidencial de Allende. Hubo factores circunstanciales que ayudaron mucho a su incidencia en la política chilena. Era un personaje irreverente, joven, ágil. Tenía el mérito y el valor de representar el alma popular”.

Señaló que fue una de las cosas que inventaron en forma deliberada para que el diario “no fuera triste, botado a serio”. Y agregó con satisfacción: “Con el Enano Maldito se cacheteaba riendo toda la población del país. Hacía reír hasta a los enemigos. De hecho, El Mercurio era un buen cliente”.

Hacía reír hasta a los enemigos

El carácter combativo del personaje, así como su ingenio e irreverencia, no dejaba indiferente a nadie. Provocaba el regocijo del pueblo de izquierda y la irritación de la oposición de derecha, aunque no pocos detractores de Allende podían resistirse, a veces, a reír con las ocurrencias del pequeño gnomo calvo, como lo confesó por ejemplo el periodista Raúl González Alfaro, director en esos años del diario Tribuna, creado por el Partido Nacional para combatir la Unidad Popular.

El atractivo del Enano fue tan grande que logró colarse en algunas viñetas de historias del inolvidable “Mampato” de Themo Lobos y formar parte de una canción de “Quilapayun, escrita por Sergio Ortega.

Con esos antecedentes era sorprendente que Jorge Mateluna fuera un hombre más bien modesto, reacio a hacer vida social y cultivar influencias, y de un talante más bien atildado y serio. Por lo menos así pude apreciarlo durante el largo período de tiempo que pudimos compartir no menos prolongadas conversaciones en un café de la Plaza de Armas de Los Andes, localidad en la que se asentó un tiempo después que regresó del exilio a finales de los 80 y tras un paso por La Ligua.

En esas conversaciones fue desplegándose su notable historia. La que comenzó en el barrio de Estación Central, hijo de un padre que falleció tempranamente y una madre que debió hacerse obrera textil para enfrentar la batalla por la sobrevivencia.

De tiempos infantiles en que descubrió sus aptitudes para las artes plásticas. Del nacimiento de sus primeras inquietudes en el periodismo, cuando su abuela le regalaba unas monedas para que le leyera la crónica roja del diario Clarín. De su llegada a fines de los años 50 a la revista Entretelones, lugar en el que conoció a grandes maestros del periodismo, como el propio José Gómez López.

Entró por la puerta ancha a la industria de la historieta chilena, en esos tiempos floreciente y en ascenso, cultivando amistades con figuras como Renato Andrade (Nato) y René Ríos (Pepo), creador de Condorito, a quienes acompañó en el proyecto de revista Can Can. Por aquellos días fue, entre otras cosas, encargado del diseño de Residencial La Pichanga, publicación inspirada en un popular radioteatro humorístico, y creador del suplemento Icarito en el diario La Tercera, que marcaría a generaciones de niñas y niños por décadas.

En marzo de 1970 se acercó a la redacción del diario Puro Chile, que estaba por entrar a circulación, la que se emplazaba en el actual Paseo Bulnes. José Gómez López, que sería el director, lo acogió de inmediato. La primera tarea que se le asignó fue la parte gráfica del Huevo de Oro, sección en la que nació más tarde el Enano Maldito. En el matutino allendista conoció a otros grandes del periodismo como Eugenio Lira Massi, Mario Gómez López, Guillermo Ravest y Carlos Ossa, entre otros.

La irrupción del Enano Maldito y su desbordante popularidad provocaron toda clase de especulaciones, controversias y mitos, que extrañamente reaparecen de tiempo en tiempo, habiendo ya transcurrido casi medio siglo. Uno de esos aspectos que combina polémica y mito es la “fuente de inspiración” del personaje.

Unos aluden a Andrés Zaldívar, antiguo político de la Democracia Cristiana; otros a Rafael Otero, radical de derecha que dirigía la revista anticomunista Sepa. Jorge Mateluna desmentía tajante todos esos mitos. Ya habrá tiempo para relatar más ampliamente los detalles de ese fragmento de la historia.

Proyectos inconclusos

Luego del golpe de Estado fue detenido. Los represores lograron identificar que era el autor del Enano Maldito y le golpearon violentamente las manos para que nunca más volviera a dibujar. Logró salir del país por el norte y se asentó durante años en España, donde logró reconocimiento como pintor por sus hermosos cuadros y acuarelas, colaborando con dibujos humorísticos para la revista Play Boy.

Jorge Mateluna tenía 80 años cuando falleció. Pero aún estaba lleno de proyectos y entusiasmos. Quería hacer una revista de humor gráfico, con el Enano Maldito como uno de los protagonistas, para ponerla al servicio del movimiento No + AFP, y ya tenía delineada una maqueta. Aún mantenía sus ideas de izquierda y progresistas, quería expresar sus puntos de vista en relación a la coyuntura, en la forma que sabía hacerlo.

Pensaba reactivar un blog personal para publicar nuevas creaciones, como lo hizo durante un tiempo hace unos pocos años. Le entusiasmaba la idea de publicar nuevas viñetas del Enano Maldito en el sitio web Crónica Digital. Tenía el deseo de dejar su testimonio al Museo de la Memoria. Le apasionaba la idea de retomar la idea de dar capacitación en artes gráficas a personas privadas de libertad, que realizó hace unos años y terminó abruptamente. Quería seguir contribuyendo al sueño de cambiar la sociedad.

Son proyectos que quedaron pendientes. Partió de este mundo la madrugada del 29 de noviembre. Nuestra será entonces la tarea de preservar su memoria y su obra. Porque fue protagonista de momentos clave de nuestra historia social y política. Porque fue un gran compañero y un hombre notable.

(*) Víctor Osorio Reyes, periodista y director ejecutivo de Fundación Progresa.

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