Las pandemias se han paseado antes por el mundo, llevándose la vida de millones de personas. La peste bubónica, por ejemplo, asola Europa en el siglo XIV y la llamada “Peste de Atenas” hace lo propio en el 430 a.C.
La más reciente antes del Covid-19 es la mal llamada “Gripe Española”, una de las más letales de la historia de la humanidad. Se desarrolla hace poco más de un siglo. Mucha gente perece a causa de ella. El miedo a contraerla es tal, que hay personas que mueren de hambre porque nadie se acerca a un enfermo.
El admirado artista plástico austríaco Gustav Klimt pinta su obra “El beso” en 1908, subrayando el símbolo del total acercamiento físico en la intimidad. Muere una década después víctima de la letal gripe.
Resulta curioso recordar las principales recomendaciones sanitarias que permiten enfrentar la pandemia hace cien años: guardar reposo en cama, ingerir dieta sana, retraso del inicio de los cursos escolares y universitarios y suspensión de las ferias y fiestas del inicio de otoño.
Algo muy similar a las actuales: aislamiento en el hogar, alimentarse adecuadamente, educación virtual para no generar aglomeraciones en los centros educativos y el cierre de mall y centros de entretención. La vida tiene sus semejanzas a lo largo de la historia.
En el Chile de la “Gripe Española” se apela a una de las herramientas más utilizadas por la medicina moderna en la lucha contra las epidemias: la educación higiénica.
La prensa de la época es muy activa en apoyar dicha premisa, como hoy lo son las redes sociales, subrayando que la efectividad de las medidas sanitarias no depende tanto de los médicos. Depende de que cada ciudadano siga los consejos.
Así, la prensa -por citar un ejemplo- publica una serie de «reglas que la ciencia recomienda» para hacer frente a la grave influenza, entre las que destacan: una alimentación sana en todo sentido; velar por el aparato respiratorio evitando «atmósferas confinadas» como cafés, tabernas y todo espectáculo público; cultivar la oxigenación y la limpieza de ropas y utensilios que estén expuestos al contacto con los enfermos. Planteamientos que hasta hoy siguen teniendo plena vigencia.
La implementación de las acciones de higienización trastoca la vida habitual de la ciudad y sus habitantes. El activo despliegue de difusión de normas higiénicas propone –incluso- restringir ritos sociales como el saludo de mano y la conversación a corta distancia. Incluso los besos.
Así, hoy como ayer tras las medidas restrictivas hay una esperanza. Tal como hace cien años la “Gripe Española” cambia nuestras vidas, la pandemia actual nos hace valorar aspectos olvidados o desechados por la vorágine de una modernidad que muestra así su fragilidad.
Como pasó antes, hay que pensar en que pronto ciudadanas y ciudadanos volveremos a estar cerca, abrazarnos y besarnos como en ese hermoso cuadro de Gustav Klimt.
(*) Académico de la Universidad Católica Silva Henríquez, autor del blog Patrimonio y Arte.