Artesanía poética, nuevo oficio que suma el cantautor y luthier chileno Rudy Wiedmaier

Rudy Wiedmaier en su taller.

“Me gusta la madera como material de trabajo, sus colores, texturas, vetas, formas, fragancias. Es muy sensual”. Así explica el reconocido cantautor chileno Rudy Wiedmaier cómo desde la composición musical ha caminado –primero- hacia la luthería, alcanzando un notable prestigio, y luego hasta lo que él llama “artesanía poética”. Eso porque hoy también expande su arte a la elaboración de originales accesorios de madera.

“La vida te va mostrando los caminos y hay que saber escucharla. La llegada a la luthería fue más accidental que este paso a la carpintería, porque –la verdad- fui bueno para lo que en el colegio se llamaba artes manuales. Mi padre siempre tuvo un taller en nuestra casa y yo heredé sus habilidades”, cuenta.

Wiedmaier advierte que esta incursión no implica, por cierto, reemplazar la música o la luthería, pero sí es una ampliación de su propia impronta artística. No por nada el taller lleva por nombre Madera Armónica. “La luthería y ahora la carpintería se ubican en un punto absolutamente complementario a la música”, dice.

Para el autor de canciones como “Amor grisú” y «Amigo imaginario» se trata de una ecuación perfecta. “Llevo adelante mi oficio haciendo algo que me encanta, con un pasar económico nada extraordinario pero sin sinsabores, en las condiciones que yo ponga para presentar mi música. Ah y grabar y editar mis discos con absoluta libertad creativa”, precisa.

Estar a la altura de la confianza

Dentro de la “artesanía poética” también luce toda su libertad con exitosas composiciones, como las tablas de cocina y para amasar, con toques personalizados, elaboradas con maderas que Wiedmaier selecciona con especial cuidado. Comenta que por las circunstancias actuales “han tenido una gran acogida”.

A eso suma también objetos temáticos con iconografías místicas o poéticas, como candelabros de madera y fierro, además de reciclar muebles viejos que convierte en objetos nuevos cruzando técnicas variadas como barnizados, lacas, tinturas vegetales y pinturas diversas, ya sea al agua, esmaltes, óleos o acrílicos.

“Es bien poderoso el relato. Y acudo a mis propias letras de canciones para obtener símbolos e ideas que incorporo a los objetos. Por ejemplo, le hice una canción a mi vieja que falleció hace casi cuatro años y que se llama ´Mistela´ ya que ella preparaba ese brebaje muy rico. Bueno, tomé ese elemento y lo incorporé a un mueble que estoy haciendo por encargo, ya con maderas nobles, un mueble de licores, no es un mueble barato y todo calzó. La recepción ha sido muy buena. Eso, lo agradezco y estaré a la altura de la confianza”, relata el músico.

Marca de fábrica

Luego de presentar el intenso y poderoso disco “Cuando vuelvan las canciones” en 2018, Wiedmaier sigue creando, como pueden dar fe sus seguidores en Facebook. Constantemente está compartiendo nuevas canciones.

Comenta que ya lleva una veintena luego del citado LP. “Uno de ellos, por cierto, se basa en este período actual y lo estamos armando junto a la cellista Angela Acuña y su marido, el productor inglés e ingeniero en sonido, Barry Sage, quien ha grabado con leyendas como Rolling Stones, entre varios otros ilustres. Se trata de un tema acústico con cuerdas que se llama ´El libro de las preguntas y respuestas´. Esperamos que cuando pase la tormenta continuemos con un segundo tema y el disco completo. Esa es la intención inicial”, relata.

Reconocido como uno de los artistas más talentosos de los años del Canto Nuevo, Wiedmaier ha sido siempre un lobo solitario. Presente en casi todos los carteles de presentaciones en los años 80, sin embargo, no se convirtió en el “más famoso”. El cantautor es un ejemplo de esos artistas intensos, que optan por sus ritmos y no por los que quieren imponer los demás.

Por eso, cuando se sintió incómodo con las etiquetas, decidió sacudirse de ellas y al momento en que su generación hacía trova él empezó a ponerle enchufes a sus instrumentos y dio un paso hacia una música más cercana al pop en su sonido melódico, pero nunca olvidando una postura lírica propia, bien desarrollada, con absoluta marca de fábrica.

Impronta artística

Si bien los medios de comunicación masivos en Chile lo sitúan como un músico distinto, los propios medios lo van marginando. Wiedmaier abandona Santiago y -retomando sus raíces de niño- se radica en la zona de Los Andes, en donde desarrolla su vida y su arte hoy en día.

Para él “la historia que cuentan los medios es sólo una parte. He tratado de hacer el tipo de canción que me gusta, en lo musical y en lo lírico. Las poquísimas veces que intenté acomodar un poco mi gusto al del mercado imperante me sentí pésimo, traicionando algo muy íntimo y profundo”.

Dice que “siendo sincero” y “sin ofender a nadie”, en sus ya más de 35 años de carrera ha visto muy pocos periodistas que realmente sepan de música y literatura, “las dos fuentes de las que bebe la canción”. Considera que la mayoría son “onderos” o están “al cateo de la laucha”, tratando de adivinar para dónde va la pelota. “Y son muy livianos, algunos directamente bien ignorantes y superficiales. Me parece que David Ponce es un gran periodista e investigador de los temas de la música. Si todos tuvieran ese nivel, los medios de comunicación verdaderamente podrían ejercer la crítica musical con legitimidad”, subraya.

Como ejemplo de lógicas superficiales, recuerda cuando aparece el pop latino a mediados de los años 80 y se empieza a considerar al Canto Nuevo como “picante”, “pasado a peña”, la onda es con las baterías electrónicas. “Todos endeudándose para comprar la soñada Simmons, esa que parecía del futuro, con pads hexagonales y que no era de madera. Pero todo se desinfla algunos años después y se pone de moda tocar acústico, ´unplugged´ le llaman. Y las guitarras desenchufadas pasan a ser lo máximo. O sea, tal cual como tocábamos en el Canto Nuevo. Y así se lo llevan, no sólo los periodistas, lamentablemente, también músicos, productores y sellos, viendo cuál es la moda y para allá parten. Aunque, eso sí, siempre llegan atrasados. A ratos me dan un poco de risa. Eso siempre es mejor que llorar”, recalca.

La premisa de Wiedmaier es directa y cruda como un mantra: “La vida te va mostrando los caminos y hay que saber escucharla”. A su recomendado trabajo en luthería, a sus intensas y profundas canciones que se condensan en nueve discos, suma la “artesanía poética”. Así, su poderosa impronta artística profundiza la huella.

** Para contactar a Rudy Wiedmaier, buscar su perfil en Facebook, escribirle a su correo electrónico rudywiedmaier7@gmail.com o a su whatsapp +56 944652205

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