La nunca bien ponderada ciudad de Miami, ahora también es un polo cultural

No debe haber ciudad más vilipendiada que Miami. Tachada de superficial, tropicaloide, híbrida, chabacana y hasta de «poco pelo», lo cierto es que con esta hermosa ciudad ubicada al sur de Estados Unidos pasa lo que siempre ocurre con las personas: se ve lo que se quiere ver.

Para muchos, aquí no hay más que diversión, jarana y compras. Sin embargo -como la vida- Miami también “te da sorpresas”.

Con una oferta cultural y de espectáculos que ya se la quisieran varias ciudades de América Latina, Miami ha dejado de ser sólo el «ghetto del exilio cubano», por más que la imagen o los recuerdos sigan manteniendo un filtro tipo «Sábado Gigante» y una que otra cosa por el estilo.

Y es que, antes que nada, Miami es Estados Unidos. La gente habla inglés, todos los letreros están en inglés y si bien hay cada vez más inmigrantes latinos (y, claro, hoy efectivamente es un «polo latino») no hay que olvidar que más allá de algunos canales de TV y alguna que otra cuadra de la Calle 8, lo cierto es que esto es USA my friend.

Y es que Miami es víctima del prejuicio, aunque es uno de los paraderos turísticos más visitados por los sudamericanos durante los últimos años.

La situación resulta lógica si se piensa que en esta zona estadounidense hay intensos atractivos como el Miami Seaquiarium, el Miami Metro Zoo o el Parriot Jungle, más otros que se ubican medianamente cerca como el mundo de Disney en Orlando o el extraordinario paisaje natural de los Everglades.

A pesar de eso que deslumbra y confunde, no hay que olvidar que existen otras direcciones, probablemente, aún más atractivas como lo son Cabo Cañaveral y su espectacular base espacial o el espectacular y austral pueblito de Key West, en el que por años vivió el inefable escritor Ernest Hemingway.

¿La pequeña Cuba?

A mediados de los 70, esta zona fue copada por los cubanos que arrancaban de la Revolución Cubana encabezada por Fidel Castro y se hizo especialmente notoria cuando el comandante abrió las fronteras y permitió que los que quisieran se fueran de la isla, lo que ocurrió con el mítico barco “Mariel”, entre otros.

Tal como lo retrata de manera cruda el guión de Oliver Stone para la película de Brian de Palma “Caracortada” (de 1983), el ambiente que se creó con esa diáspora en la ciudad no fue el mejor. Delincuentes, traficantes y gente de mal vivir se mezclaron en un sombrío cambalache con personas que formaron empresas decentes, que participaron en la creación y puesta en marcha de la mayor parte de la extraordinaria infraestructura que mantiene en movimiento a la ciudad y al estado de Florida.

Como todo en la vida, en el exilio cubano las más bajas pasiones humanas se mezclaron con los más nobles sentimientos. El periodista Álvaro Vargas Llosa, hijo del connotado escritor Mario Vargas Llosa, efectuó una muy interesante investigación para su libro “El exilio indomable” (Espasa, 1998), en la que relata con pormenorizados detalles esta particular dinámica.

Hoy, Miami es una ciudad cosmopolita, grata con sus visitantes, con un clima que cada vez es más parecido al de muchas ciudades del sur del continente (a excepción por la humedad, que realmente se deja sentir) y que ofrece alternativas para todos los gustos: malls para solazarse, playas para deslumbrarse, librerías y tiendas de discos que sorprenden, lugares para conocer y encandilarse (Palm Beach, Boca Ratón, Hollywood, Key West) y espacios de conocimiento (que incluyen desde interesantes registros históricos, hasta las tendencias más modernas y vanguardistas) o el genial Distrito de Art Deco, que incluye casi 800 edificios erigidos entre 1920 y 1930 con una exquisita variedad de estilos.

Sin prejuicios, por favor…

Miami es, además, un literal libro abierto para variadas expresiones culturales como teatro, danza, música, instalaciones para espectáculos, museos y galerías. De hecho, hoy existen en la zona inquietos gestores artísticos que describen a la ciudad como una “Meca cultural” con vista al sol.

Además de sus majestuosas playas, esta ciudad hoy no se queda atrás de Nueva York o Los Angeles en su oferta de espectáculos. Ahí están el Lincoln Theatre en pleno paseo peatonal de Lincoln Road (sede del mítico MTV Latino), el Jackie Gleason Theater en medio del hermoso barrio artístico del Art Deco, el Miami Art Central con sus expresiones vanguardistas y clásicas, el espectacular, colorido y callejero Coconut Grove Arts Festival o los ya muy importantes festivales de cine y del libro de Miami.

Así es que con esta ciudad estadounidente, como con las personas, no hay que hacer caso de los prejuicios. Es una zona atractiva por demás, que hay que descubrir más allá de los tour de las agencias de viaje. Como las personas, a Miami hay que conocerla personalmente.

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