Círculo virtuoso en el trabajo: ¡No hay caso con el oficio!

En Chile la gran mayoría de las ofertas de trabajo para periodistas (y, en general, para cualquier profesión) busca a personas jóvenes, menores de 35 años. Pareciera que l@s reclutador@s -asumo que también son del mismo rango etario- olvidan o valoran poco lo que implica y significa el “oficio” en cualquier expresión laboral.

Hace menos de un mes, me cuentan que llegó una persona de 50 años de edad a trabajar a una nueva empresa. En la reunión del primer lunes en la mañana, destacó de inmediato su pelo algo cano, pero también llamaron la atención sus comentarios y sus aportes a la planificación de tareas.

Si bien los primeros dos días habló poco con sus nuevos compañeros de trabajo, desde el tercero ya evidenciaba un mayor manejo de cómo funcionaba la empresa y quién era quién dentro de ella.

Al comenzar su segunda semana, ya había alcanzado dos logros enormes que dejó a todos impresionados. Y con razón, pues a la persona que había dejado la vacante, le había tomado meses conseguir lo mismo.

No content@ con eso, esta persona “con oficio” se dio el “gustito” de señalar algunos aspectos clave en los que fallaba el área y que debían variarse para mejorar los resultados. Todos -por supuesto- le encontraron razón. Se dieron cuenta de que sabía de lo que hablaba y, más aún, era un/a líder natural dentro de la organización.

Sin afán de quitarle el puesto a nadie, ni de buscar ser mejor que otr@s, esta persona profesional con oficio y con varias décadas de experiencia se había ganado el respeto y admiración de sus pares, sólo haciendo su trabajo, en muy poco tiempo.

“Los años no pasan en vano”, dice el dicho popular que también es fruto de la sabiduría ancestral. Así queda demostrado en esta historia que ocurre al interior de una empresa.

La pregunta es ¿cuántos reclutadores están disponibles a recomendar personas con real experiencia y, por consiguiente, con “oficio” a más puestos de trabajo?

¿Al momento de optar por una/o u otra/o candidata/o, las y los reclutadores consideran que esa/e profesional de pelo algo cano resulta también un excelente mentor o mentora para sus colegas más jóvenes? ¿Acaso ese conocimiento está destinado a perderse, por privilegiar a un joven profesional, pudiendo tener a ambos? ¿Cuál será la verdadera razón para evitar este círculo virtuoso?

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