Desde sus inicios en los años 60, Colonia Dignidad es un lunar en el territorio chileno. Envuelta de misterios y oscuridades, un grupo de alemanes –encabezados por el trístemente recordado Paul Schäfer- se ubica en el corazón de la zona centro sur del país, en la ciudad de Parral, para crear un territorio dentro del territorio.
Defendido por la más amplia gama de políticos, siempre se habla del grupo como de «sufridos europeos perdedores de dos guerras mundiales» que desarrollan una “intensa” obra social en una zona especialmente pobre y llena de campesinos con escasas posibilidades de ser educados.
Nada se sabe de abusos ni de manipulaciones a menores. Menos sobre algún uso político en esas tierras tan “ejemplarmente” cultivadas y tan “bien mantenidas”. Durante años el lugar vive en una autonomía completa, generando sus propias leyes y –prácticamente- su propia realidad.
Ninguna autoridad chilena, de todo el arco político nacional, hace nada durante décadas por indagar qué pasa al interior de las extensas hectáreas que conforman el enclave.
El golpe cívico-militar de 1973 , la muerte de Allende y la posterior represión le da un nuevo giro a la relación existente con las autoridades, ya que casi desde el primer momento los terrenos de Colonia Dignidad forman parte del grupo que se toma el poder en Chile.
La ascención de la dictadura chilena es la guinda de una torta amarga y vergonzosa para Colonia Dignidad, cuyo nombre oficial es Sociedad Benefactora y Educacional Dignidad, aunque también se le conoce públicamente como Villa Baviera.
En el lugar se manipula a las personas, haciéndoles ver que quien está a cargo (Schäfer) es un “ser especial” a quien se le debe total obediencia; se vive en un ambiente de secta; se abusa de los niños, se esclaviza a hombres y mujeres; es lugar de refugio para asesinos nazis que logran zafar de la persecución mundial luego de la Segunda Guerra Mundial; es espacio de pruebas para el desarrollo de productos químicos para usar como represión política en Chile y América Latina; y es lugar de detenciones ilegales y de represión militar durante la dictadura.
Colonia Dignidad sigue existiendo hasta hoy. Con algunos cambios legales, pero ahí está. No se ha borrado del mapa ni de la memoria. Una película dirigida por el cineasta alemán Florian Gallenberger, llamada “La Colonia” y protagonizada por la actriz de «Harry Potter» , Emma Watson, pone de nuevo el lugar en el tapete internacional el año 2015.
Eso sí el filme no aborda ningún caso chileno, sino que cuenta la historia de un alemán que cae en la tétrica villa como producto de los nexos del enclave con la represión uniformada.
Sin embargo, en la “sociedad benefactora” existen situaciones de muchos presos chilenos. Uno de los casos más conocidos es el llamado “Operación Cerro Gallo” que recuerda un intenso operativo realizado en ese punto de la zona, cercano a la colonia, en el que participan unidades militares de Talca, Linares, Chillán y Concepción, apoyadas por helicópteros y el propio Schäfer, quien comanda un amplio grupo de apoyo a la labor militar.
El objetivo es encontrar a un grupo de opositores a la dictadura escondido en la zona y cuyas comunicaciones fueron interceptadas por los alemanes.
Es por ese caso que la Asociación por la Memoria y los Derechos Humanos Colonia Dignidad -instancia integrada por sobrevivientes del enclave, familiares de detenidos desaparecidos, ex presos políticos e investigadores-
presenta una querella en los tribunales el año 2016. La entidad busca identificar judicialmente a quienes participan del operativo y resulten responsables por la desaparición y asesinato de presos políticos en la colonia. La acción busca también interpelar a los estados de Chile y Alemania para que definan la relación que tienen con Dignidad.
La asociación sostiene que representantes del enclave alemán -quienes hoy funcionan bajo variadas sociedades privadas, siendo una de ellas Inmobiliaria Bamberg Limitada- participan activamente en acciones de espionaje de opositores a la dictadura, entrega de armamento y entrenamiento a agentes del Estado, además del préstamo de instalaciones para detener y torturar personas, colaborando en la desaparición de los cuerpos de las víctimas.
Según descubre la justicia chilena en uno de los varios procesos que Villa Baviera enfrenta en los años 90, existen completos archivos mantenidos por la colonia en los que se tiene información de opositores a la dictadura, procedimientos llevados a cabo en la colonia y registros de colaboradores. Sin embargo, hasta ahora sólo se ha investigado una pequeña parte de ese inquietante acopio, el que fue profundamente enterrado en varios puntos del enclave una vez que Pinochet perdió el plebiscito en 1988.