Documentalista chilena Karla Díaz y el cine femenino: Cuestionar, denunciar e invitar a la reflexión

Por María Luz Crevoisier, desde Lima, Perú.

La imaginación nos ayuda a concretar deseos y ensoñaciones. Y, en medio de esta pandemia, hago uso de este recurso para trasladarme hasta Santiago, viajando al sur, siempre hacia el sur y así perderme por el antiguo barrio La Chimba -hoy conocido como Recoleta- y deambular por ese sector musical y poético que es Bellavista, acercándome hasta la vieja casa del poeta Pablo Neruda, La Chascona.

Lo mismo, me doy el gusto de caminar por sus grandes alamedas y embriagarme con los colores del jacarandá en flor, la belleza de la araucaria o la palmera chilena. Todo eso, partiendo del ferrocarril y remedando los compases de Los Prisioneros que evocan en ritmo moderno esos tradicionales viajes en tren, hacia el sur.

Después de este telúrico recorrido, nos ponemos a buscar una sala de cine, que se acomode a nuestro gusto y guarde las condiciones dispuestas en este mal tiempo de pandemia. ¿Cuál será el adecuado? Podría ser el Cinermark Alto Las Condes, El Biógrafo en Lastarria o el Cine Arte Normandie, en pleno barrio cívico de Santiago. Llegada a mi destino, busco la cartelera, porque quiero empaparme del cine chileno, nada más que del cine chileno, con sus grandes producciones.

El sitio web CineChile.cl -una enciclopedia virtual del cine del Mapocho, dirigida por el periodista Manuel Morales- contiene largometrajes, documentales, cortos y animación, incluyendo insignes títulos como «Tres Tristes Tigres» de Raúl Ruiz (1968), «Valparaíso, mi amor» (1969) dirigida por Aldo Francia, «El chacal de Nahueltoro» (1969) a cargo de Miguel Littín y «Machuca» (2004) dirigida por Andrés Wood. Para la crítica se trata de películas nacidas bajo el signo de responder a la necesidad de «inventar Chile», como diría el documentalista Patricio Guzmán.

Pero nuestra curiosidad sigue avanzando en este viaje -ya no tan imaginario- y nos interesa saber del trabajo de las cineastas chilenas, dado que en Perú tenemos una selecta generación de mujeres consagradas al séptimo arte entre las que destacan Nora izcue, una de las grandes pioneras, Claudia Llosa, Melina León, Ana Caridad Sánchez, Rosario García Montero, Rossana Díaz Costa y otras más que han logrado sitiales bien altos.

Quisimos saber, entonces, qué estaban haciendo ellas en el país del wallmapu. El enlace para conocer su trabajo nos lo proporciona el poeta y profesor José Patricio Chamorro, quien nos contacta con Gonzalo Erices, especialista en audiovisuales y en conversaciones y seminarios sobre producción cinematográfica. En esta hermosa cadena cultural, Erices nos da dos nombres: Paola Castillo y Karla Díaz.

Castillo es periodista egresada de la Universidad Católica y directora de cine, además de guionista y ejecutiva. Ha dirigido programas para Televisión Nacional de Chile (TVN), es socia fundadora de la productora audiovisual Errante y también es directora ejecutiva de Chiledoc. En el 2002 obtuvo el Premio Altazor a la mejor dirección.

Díaz, en tanto, nacida en 1987 en la ciudad de Talca (al centro del país, reconocida por sus bodegas de vino), se especializa en realización de cine y TV. Es licenciada en Comunicación Audiovisual de la Universidad de Chile. Desde el año 2015 es documentalista y se dedica a la mediación, exhibición y programación cinematográfica, a través del programa de documentales chilenos Miradoc. Ha fundado y dirige Cinespacio a partir de 2016.

Con ella establecemos contacto directo.

¿Cuál fue el propósito de crear Cinespacio? ¿Cómo ha sido la experiencia, te ha resultado alentadora, encontraste apoyo en las instituciones?

– Cinespacio nace hace cinco años ante la carencia de una instancia dedicada a la difusión del cine chileno en la ciudad de Talca. Al poco tiempo la iniciativa se transforma en un lugar de encuentro, comunicación y reflexión en torno al cine.

Hemos tenido apoyo de instituciones en proyectos específicos y también hemos ganado proyectos con el ministerio de las Culturas, los cuales nos han permitido financiar actividades como muestras de cine, adquirir equipamiento y conmemorar el Día del Cine Chileno. También poseemos alianzas con otras organizaciones como el Centro de Extensión de la Universidad Católica del Maule, quienes nos han permitido estrenar películas en su teatro y fomentar la creación audiovisual regional.

Si embargo, el subsistir como iniciativa cultural en un territorio donde la cultura no es esencial para el Estado, en algún momento se puede volver complejo y agotador, ya que se vive en una constante resistencia. En ese sentido agradezco el tener un equipo de personas que siempre está dispuesta a sacar adelante Cinespacio, a pesar de la falta de recursos y las adversidades que seguimos enfrentando.

Veo que la línea se centra en la difusión de documentales, ¿existe una ley que ampare su realización y difusión? ¿Qué tipo de documentales se realizan?

– El cine documental es el género en el que me especialicé luego de estudiar cine y como programadora le doy siempre un espacio importante, además que Chile se destaca por tener a grandes exponentes como Ignacio Agüero, Patricio Guzmán, Perut+Osnovikoff y Maite Alberdi, entre muchos otros. El cine documental chileno es diverso en miradas y temáticas, además de poseer relatos íntimos y reflexivos, los que tienen como base historias personales que se conectan a temas político-sociales, característica que los hace sumamente potentes.

No existe una ley de fomento al cine documental, sí fondos concursables para su producción y difusión, aunque a los cines y canales de televisión no se les exige una cuota de exhibición, lo que desequilibra la cadena. Si eso existiera de seguro permitiría un mayor crecimiento del cine nacional y de las audiencias.

¿Hay un cine que propicie el acercamiento a los pueblos mapuches y originarios? ¿Cómo se difunde la presencia de esos pueblos en el Chile de hoy?

– En los últimos diez años han aumentado las producciones que trabajan el tema de nuestra identidad y la problemática histórica que ha existido con el pueblo nación Mapuche, pero su difusión está supeditada a las órdenes del mercado como todo el sistema. Existen iniciativas de difusión fomentados por organizaciones como la Corporación Chilena del Documental, la cual creó el programa Miradoc  que distribuye documentales a lo largo de todo el país en salas de cine independientes y vía streaming. También destaco el rol de la Red de Salas de Cine, de la que Cinespacio es parte, que tiene como misión programar cine nacional de manera periódica.

¿Qué papel cumplen las mujeres cineastas? ¿Cuáles son los temas de su preferencia? ¿Reciben colaboración de las entidades pertinentes?

– El cine hecho por mujeres ha adquirido mayor visibilidad gracias al movimiento feminista, hoy en día existen encuentros, espacios y plataformas que difunden, promueven y reflexionan sobre el rol de la mujer dentro del campo audiovisual. En esta línea destaco el gran aporte del festival FemCine  y la organización Nosotras Audiovisuales

Estamos en tiempos en que es necesario que existan instancias como festivales, muestras y encuentros que releven y reivindiquen la mirada que la mujer tiene del mundo. Además, toda esa energía motiva a que más mujeres decidan dedicarse al cine y tener una voz dentro de esta machista industria.

El cine dirigido por mujeres se mueve por distintos tópicos, pero más allá de ello, su potencia proviene de su mirada y narrativa, las que cuestionan, problematizan, denuncian y a la vez invitan a la reflexión.

¿Cuál es tu proyección a nivel nacional e internacional? 

– En Chile mis planes con Cinespacio son seguir funcionando bajo una modalidad híbrida, con actividades online y presenciales. Actualmente estamos llevando a cabo funciones de cine chileno al aire libre, las cuales son gratuitas para la comunidad y son la forma que tenemos hoy para reencontrarnos luego de tanto encierro.

En el ámbito internacional, en enero del 2022 inicio una pasantía de seis meses en Ciudad de México, donde voy a especializarme en programación y mediación cinematográfica. Mi plan es poder quedarme un tiempo largo, ya que me atrae el movimiento cultural mexicano y todos los estímulos que puedo encontrar ahí. Siento que es necesario salir para volver con nuevas ideas a Chile y seguir promoviendo el cine nacional e independiente.

¿Cómo se puede reinyectar la movida cinematográfica después de la pandemia? ¿Qué planes existen para reactivarlo?

– Si ya antes de la pandemia era complejo, hoy en día estamos tratando de salir adelante con las herramientas que contamos, ya que cada vez es más difícil lograr estabilidad ante la incertidumbre que estamos viviendo. En ese sentido, muchos espacios e iniciativas culturales han tenido que cerrar o dejar de funcionar de manera indefinida, debido a las restricciones de aforo y cuarentenas.

El año 2020 surgieron fondos de emergencia, pero no todas las iniciativas pudimos acceder, por lo que el área cultural sigue estando en un terreno incierto. Me parece que el cambio profundo debe provenir de nuevas políticas culturales para asegurar el desarrollo de tantas iniciativas que quedan en el camino por falta de apoyo.

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