“Bendita mi lengua sea”, el libro que muestra a una intensa y sorprendente Gabriela Mistral

Uno de los mayores méritos de esta acuciosa investigación, que abarca cronológicamente desde los 15 años de la poetisa y Premio Nobel hasta pocos meses antes de su muerte en Nueva York en 1957, es que la exhibe con detalles humanos poco conocidos para la gran mayoría de los chilenos.

Se trata, además, de un libro que tiene dos vidas. Una primera edición del año 2002 bajo editorial Planeta y una segunda versión del año 2019, bajo sello Catalonia. La diferencia entre ambas es la inclusión de nuevos documentos en la más reciente. El hilo que las une es la profundidad de los textos y la sorprendente mirada que realiza a una de las personalidades más reconocidas de Chile en el mundo.

Sin embargo, de Gabriela Mistral -aparte de un billete y de algún busto en escondidas plazas de esta larga y angosta faja- es poco lo que la gente de la calle conoce durante mucho tiempo en Chile. Que fue profesora, que nunca se casó, que fue embajadora o que “inventó” canciones infantiles son algunas de los escasos aspectos que comúnmente se saben de ella. Tal vez pueda sumarse el trágico fin de su sobrino “Yin Yin” o que nace en el Valle de Elqui (hay, además, un pisco con su nombre).

«Endulzar las agriuras de la vida”

En 290 páginas (versión 2002) y en 304 (versión 2019), “Bendita mi lengua sea” muestra con una fina crudeza los diversos vericuetos de la intimidad de una de las personalidades más complejas, destacadas, desconocidas y sorprendentes de la cultura chilena. El autor –reconocido y destacado poeta, ensayista y crítico literario chileno- devela con pluma ágil, entretenida y por instantes mordaz, pasajes clave en el recorrido existencial de la profesora, la diplomática, la mujer y la escritora Gabriela Mistral, con varias de sus decepciones, tristezas y ambigüedades, aunque –finalmente- queda la idea de una personalidad extraordinaria, a través de textos extraídos de sus propios escritos, apuntes, reflexiones, cartas, oficios consulares, artículos de prensa, entrevistas y confidencias.

“En muchas facetas de estas anotaciones no es la seriota y amarga mujer que muchos equivocadamente creen, sino la mujer también alegre y festiva, entretenida y anécdótica, capaz de pasar tardes enteras conversando (y comiendo pan con ajo) con los campesinos de Arles o pidiendo a su hermana Emelina que le envíe arropes elquinos para endulzar las agriuras de la vida”, explica el autor en el prólogo del libro.

Una falsa imagen lejana

Mistral se ha ido redescubriendo en Chile desde mediados de la década del 2000, proceso en el que –sin duda- este libro hace un aporte evidente. La figura de la escritora también ha sido recuperada por el incesante, resiliente y decidido proceso feminista y de diversidades sexuales que vive Chile (especialmente en la última década), a pesar de lo mucho que se hizo en el país durante décadas para evitarlo.

Si bien Gabriela Mistral escribe con cierta distancia sobre el tema feminista, lo cierto es que sus acciones tienen un claro perfil de reivindicación sobre lo femenino y sus dinámicas. La élite política y cultural prefiere desconocer los verdaderos pensamientos de la poeta, cultivando una falsa imagen lejana de ella.

Hasta antes de la dictadura fue una figura importante para quienes entendían literatura, en general, y para quienes gustaban de la poesía, en particular. Durante la dictadura cívico-militar de Pinochet, su figura fue utilizada con el claro objetivo de opacar a la de Pablo Neruda. Si bien son los únicos chilenos premiados con la universal distinción del Nobel, la militancia comunista del autor de “Residencia en la tierra” hace imposible que sea ni siquiera considerado por los ideólogos del régimen de facto.

Colegios, bibliotecas y calles llevan su nombre

Por cierto, la dictadura comparte a Mistral con la figura de una especie dea «tía» intelectual lejana, pero que “nos aconseja”; un poco enojona, pero por “nuestro bien”, acercándola conceptualmente a la dinámica castrense de esos años. Muestran a la creadora más bien dada a una poesía un poco difusa y nada de social-

“Dame tu mano y danzaremos/ dame tu mano y me amarás/ como una sola flor seremos/ como una flor y nada más” se escucha profusamente en la TV y en las radios oficialistas. Se trata de una versión musical del poema “Dame la mano”, incluido en el libro «Ternura», segundo en la bibliografía de la poeta, publicado el año 1924 en España. Se da a entender así que ese tipo de temática es “la” representación de la lírica mistraliana.

Por cierto, nada se dice de su diversidad sexual, de su mirada crítica a las dictaduras, de su visión moderna sobre el ejercicio de la pedagogía. Sólo como ejemplo rápido, en 1922 el poeta y ministro de Educación de México José Vasconcelos la lleva a trabajar a ese país para formar parte de la intensa reforma educacional que se lleva a cabo. Hoy en cada estado o región de ese país hay varios colegios, bibliotecas o calles que homenajean a Mistral.

En Chile, mientras tanto, un creciente interés académico por la obra poética y reflexiva de Mistral desde finales de los años 80, con clara inspiración feminista y de diversidades sexuales, permiten develar a la verdadera Gabriela Mistral, escondida por décadas por variados intereses de la élite cultural. Sólo en los años 2000 –a poco más de cuatro décadas de su muerte- el país redescubre a uno de sus dos Premio Nobel. La oficialidad social y cultural la tuvo postrada y sólo la utilizó cuando hubo que buscar elementos culturales para concientizar al país.

“Lo mejor y lo peor que he recibido en mi larga vida está en unos cuadernos que se leerán en mi muerte. Entonces sabrán los míos –de allá adentro- muchas cosas y entenderán mi ausencia del país”, escribe Mistral. Por eso la importancia del trabajo de Jaime Quezada, quien comparte con un público más masivo lo que much@s investigador@s de la academia van conociendo en variados estudios mistralianos durante las últimas décadas.

Ávida lectura

La idea final que deja “Bendita mi lengua sea” es la de una mujer que, a través de la poesía y la escritura (son muchos sus artículos de opinión y ensayos absolutamente desconocidos), revela una potente energía vivencial y creativa que se despliega con sobriedad y un lenguaje sincero. Política, literatura, sociedad, historia, reivindicaciones sociales, la situación de las mujeres, no hay tema en el que Gabriela Mistral no tenga una opinión clara y argumentada.

Hasta su desencanto con el país, cosa natural si se sabe que en medio de telegramas de todo el mundo que la felicitaban en noviembre de 1945 por la obtención del Nobel, los únicos mensajes con insultos y agravios provenían desde Chile. Cosa natural si hay que destacar que se le confiere el Premio Nacional de Literatura ¡seis años después del Nobel!

Tomando en cuenta las dos versiones de “Bendita mi lengua sea”, se trata del estudio de casi una veintena de cuadernos íntimos de Gabriela Mistral que sirven de principal base bibliográfica para un libro que –en sus dos “cosechas” -2002 y 2019- se lee con verdadera avidez.

* Algunos párrafos marcados, sólo para invitar la lectura

– “Ser gusano del mundo social no me importa, pero lo que me exasperaría sería ser, por la derrota, mediocridad del mundo intelectual. Tengo una obsesión: la Gloria. Una religión: el Deber. Una pasión y locura: el Arte”.

– “No llevar en toda circunstancia el corazón consigo, pero no dejarlo siempre hasta perderlo; que él no sienta a cualquier contacto, pero ¡por Dios! que no vaya a volverse insensible”.

– “La instrucción de la mujer es una obra magna que lleva en sí la reforma completa de todo un sexo (…) Instrúyase a la mujer. No hay nada en ella que le haga ser colocada en un lugar más bajo que el del hombre”.

– “Yo pondría al alcance de la juventud toda la lectura de esos grandes soles de la ciencia (…) Yo le mostraría el cielo del astrónomo, no el del teólogo. Le daría todo el secreto de esas alturas. Y después que hubiera conocido todas las obras; y después que supiera lo que es la Tierra en el espacio, que formara su religión de lo que le dictara su inteligencia, su razón y su alma”.

– “Confieso en pleno que hay en mí una criatura llagada por demasiadas experiencias vividas con mis compatriotas allá adentro de Chile y afuera del país también. Una llaga se hace con el resobo, la insistencia, la repetición de los años (…) Viví aislada de una sociedad analfabeta cuyas hijas eduqué y me despreciaba por mal vestida y mal peinada”.

– “Es algo muy melancólico esta situación de mujer extranjera y sola. Y, más que eso, muy triste, envejecer en tierras extrañas, leer noticias extrañas, aprender cosas que a uno ya no le valen para vivir…”

– “Bajo el gobierno del señor González Videla no mejoraré en nada. Soy persona que tuvo la mala suerte de conocerlo cerca trabajando con él en Brasil y me gané rencores que son cosa muy seria. No hubo más razón para ello que el no participar de sus ideas totalitarias (por no decir la palabra real) que él sustentaba entonces”.

(Aquí G.Mistral se refiere al presidente Gabriel González Videla, del partido Radical, quien llega al poder con los votos del Partido Comunista y del Frente Popular, agrupación de movimientos y partidos de izquierda. Sin embargo, al asumir el mando, González Videla desconoce su alianza original, toma una línea de acción claramente de derecha y declara ilegal al Partido Comunista, persiguiendo a sus militantes y representantes, entre ellos al propio Pablo Neruda, quien es desaforado de su tarea como senador)

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