Por María Luz Crevoisier, desde Lima, Perú.
¿Se cumplen las premoniciones? Parece que sí, como más de alguna vez lo hemos comprobado en experiencias propias. Generalmente, tienen carácter doméstico. Se refieren a hechos dentro del círculo familiar y de amistades. Además, hay personas que sin tener las dotes singulares de un Nostradamus, pueden predecir hechos a futuro y a veces pronosticar acontecimientos terribles como lo hizo el profeta Daniel a Nabudoconosor sobre la caída de Babilonia.
Las personas creativas suelen tener esas visiones adelantadas también. Es el caso, por ejemplo, del artista plástico arequipeño Juan Manuel Champi, quien en el año 2009 traza la figura de un hombre encapsulado en una vestimenta de lata, llevando un mascarilla. El cuadro, de fino acabado surrealista, lo titula “Extinción”.
La idea de Champi con esa obra es simbolizar el exterminio de la humanidad debido a las constantes pandemias que la vienen azolando. El cuadro es previo a todo lo que se suscita con el Covid 19.
Otra de sus visiones se retrata en el óleo “Restaurando el Origen de la Vida”. En el cuadro se distingue entre elementos típicamente characatos (como se les dice aquí en Perú a lo que proviene de Arequipa) como el volcán Misti, la campiña y otros, una figura inquietante, algo que está a la espera de actuar. La obra es del 2018 y esa amenaza que se cierne bien puede identificarse con el actual virus global.
Y así, entre búsquedas y predicciones, Champi recorre el camino animado con los poemas de César Vallejo y la salsa de Héctor Lavoe. Su espíritu rebelde no se acomoda a lo predeterminado y lo demuestra en la Escuela de Bellas Artes Carlos Baca Flor de su ciudad natal, cuando en 1998 lo expulsan por no seguir los lineamientos del currículum, pues él quiere hacer lo que verdaderamente siente.
En esa disyuntiva, se arriesga a trasladarse a Lima y viviendo de manera paupérrima en el barrio marginal de San Juan de Lurigancho, durmiendo a veces en las bancas de algún parque, comiendo o no, ingresa en 1999 a la Escuela Nacional de Bellas Artes del Perú, espacio en el que desarrolla sus originales ideas creativas.
Ese mismo año participa con dos obras en el concurso nacional de pintura Michell & Cía, obteniendo dos premios. El primero se titula “Este es mi mundo, este es mi Dios”, elaborado con restos de óleos vendidos por un amigo o con los desechos dejados por otros alumnos y que obtiene el primer premio.
Con “Cuervos negros sobre la ciudad”, una acuarela concebida en sus andanzas por el centro de Lima, descubriendo a los gallinazos muy cerca del palacio de gobierno, obtiene -además- una mención de honor.
Luego, entre otros, suma dos premios más: un primer lugar en el XXX Salón Nacional de Acuarela del Instituto Cultural Peruano Norteamericano y el primer premio en la VIII Bienal Internacional de Acuarela (Viña del Mar, Chile).
Apuntar lo de la ciudad jardín chilena no es casual. El artista plástico arequipeño encuentra una cálida acogida en la tierra de Roberto Matta, Claudio Bravo y Nemesio Antúnez, por citar sólo a algunos de los distinguidos compañeros de ruta de Champi en ese país.
¿Es la Bienal Internacional de Acuarela tu primera experiencia en Chile? ¿Qué recuerdas de ese viaje?
– Sí, es mi primer acercamiento con Chile. De la ciudad en la que se realiza la bienal sólo sé que cada año se celebra el Festival de Internacional de la Canción Viña del Mar. Pude participar el año 2004 obteniendo el segundo lugar. Se comunicaron conmigo para informarme del resultado en una fecha muy próxima a la inauguración de la muestra, por lo que tuve que preparar un rápido viaje. Fue mi primer vuelo en avión, estaba nervioso y con mucha curiosidad, pero resultó muy emocionante. La premiación se hizo en el Casino de Viña, un lugar casi mítico del espectáculo en el que el cantante español Julio Iglesias hacía de las suyas las veces en que ha cantado en esa ciudad. Así fue mi primera vez en Chile.
¿Qué rescatas de esa experiencia, pudiste conocer pintores surrealistas? ¿Qué diferencias y coincidencias encontraste entre la producción chilena y la peruana?
– Observé la obra del gran maestro Roberto Matta, considerado el último surrealista, en algún museo de Santiago. Son interesantes sus propuestas y me agrada la forma de darle la espacialidad y conceptos más metafísicos a sus temas, aquí en Perú está el maestro Gerardo Chávez, otro surrealista muy importante también. Como diferencia podríamos mencionar que Chávez, por ejemplo, incorpora elementos ancestrales de la cultura Moche y utiliza materiales como el carbón y tierras naturales, basándose en los murales precolombinos. Surgen así propuestas como “La procesión de la papa” o “El Ekeko”, desde donde se aborda más la identidad y cultura de los pueblos ancestrales del Perú y las culturas latinoamericanas. Si bien creo que esa es la única diferencia, lo cierto es que el surrealismo tiene muchas más aristas y los artistas del mundo a través del tiempo lo han abordado con diferentes matices. Yo también camino por ahí…
¿Has podido exponer en Chile?
– Luego de obtener el Segundo Premio en Viña del Mar realizo en 2005 una muestra individual denominada “Bitácora de un caminante”, la que gana el Premio de la Crítica a la mejor exposición en la Categoría Internacional durante ese año. Llevo adelante muy buenas relaciones con quienes organizan la bienal, la Corporación Cultural de Viña del Mar, especialmente con Luis Bork y Jorge Salomó, presidente y vicepresidente de dicha entidad. Posteriormente, gracias a la cónsul peruana María Victoria Sbarbaro sacamos adelante un proyecto bilateral chileno-peruano con la exposición colectiva “Arte sin Fronteras”.
En el 2012 gané el Primer Premio de Honor en la VIII Bienal Internacional de Acuarela y tuve la dicha de estar con mi madre Filomena Huamani en la premiación. Dos años después concreté una nueva muestra individual en la Sala Viña del Mar denominada “Trans-humante”. En todo el tiempo transcurrido, se afianzaron intensamente las relaciones entre la Corporación Cultural Viña del Mar y el consulado peruano. Bajo la administración de Dora Salazar Roncagliolo, por ejemplo, se desarrolla el proyecto itinerante “Arte sin fronteras, pueblos sin fronteras” que recorre ciudades como Santiago, Valparaíso y Viña del Mar en Chile, además de Lima, Arequipa y Cusco, aquí en Perú.
En Lima tuvimos la grata visita de la delegación chilena y así con gran voluntad -y a través del arte- se dio muestra de activa gestión intercultural entre ambos países. ¿Cómo evalúas la recepción del público chileno a tu estilo tan particular?
– El público chileno es de una apertura muy amplia en temas del arte y creo que mi trabajo fue bien recibido, sólo puedo estar agradecido por ello y espero más adelante seguir compartiéndoles lo mejor de nuestras visiones en próximos proyectos que llevaré posiblemente por ese país y otros lugares hermanos de América Latina. Mi visión es llevar lo mejor de nuestro arte al mundo.
¿Eres susceptible a las premoniciones? Tu creación del hombre con mascarilla, fue un adelanto de la pandemia. Otra premonición se evidencia también en tu cuadro «Restaurando el origen de la vida», en el que aparece una figura inquietante muy semejante al Covid-19. ¿Cuántos años antes de la pandemia lo creaste?
– Los artistas desarrollamos con más énfasis un cierto sentido de la intuición y esto puede deberse a cosas naturales, pero también al poder de la observación y análisis, decodificamos muchas imágenes dándole una genuina interpretación a la realidad. Por ejemplo “Extinción” -con ese personaje con mascarilla- lo pinté en 2009, reflexionando sobre la fragilidad del ser humano, pues un virus, una guerra o la contaminación radioactiva siempre nos podrá extinguir.
La obra “Restaurando el origen de la vida” lo empecé en el 2018 cuando aún no aparecía el covid 19 y esa imagen que parece virus, tiene que ver con teorías del surgimiento de la vida, es un puente interestelar que viene de los agujeros negros y el escenario que elegí en la obra es la ciudad de Arequipa que tiene como característica sus volcanes, el sur, es casi un lugar jurásico, denominado así pues muy cerca se encontraron restos fósiles de dinosaurios. Pinté algunos animales de esa época, interpretando su ADN y su extinción.
¿Cómo enfrentaste la etapa de la cuarentena y sus consecuencias, tanto en lo artístico como en la distribución de tus obras?
– La cuarentena y confinamiento significan una etapa muy delicada para todos. Algunos perdieron familiares muy cercanos, vayan mis condolencias para ellos. Por otra parte, para mí personalmente, fue más psicológico que la propia enfermedad. Para mi suerte hasta el día de hoy estoy sano, igual que mi familia, aunque sí perdí amistades en este tiempo. Como muchos. Aunque no fue exactamente a causa del virus, sino por otras enfermedades.
Ahora, la distribuición y venta de obras de arte sigue siendo escasa aún. Esperemos que esta situación cambie, la prioridad siempre va a estar en la alimentación y en la salud, lógicamente. La pandemia no sólo nos mostró la crisis sanitaria, sino que -peor aún- también una gran carencia económica a nivel mundial.
¿Qué proyecciones tienes con tu arte en el mediano plazo?
– El año 2022 considera la inauguración de la Séptima Bienal de Belgrado, en Serbia, ciudad en la que voy a exponer. Estoy incursionando en mi nueva línea de arte en cuanto a mueblería y diseño industrial, todo desde un enfoque artístico claro está, así que trabajo en ello para lanzar nuevos productos. En la pintura, estaremos posiblemente en Expolatina de Arte IV edición y próximamente en la V Bienal de arte Contemporáneo de Salerno, en Italia. Se suman también muestras colectivas en el Perú y en el exterior, aunque también deben haber algunas individuales, estoy buscando una buena sala para mostrar mis nuevas creaciones, ya sea en Perú o en el exterior. En eso estamos.
** Imagen principal tomada desde el sitio web www.mansioneiffel.com
* Programa de TV Perú desde su canal Youtube