Cultura y TendenciasObra de teatro "Ayún": La necesaria ventana para una sociedad que se reconstruye

Haciendo un adecuado uso de variadas técnicas dramatúrgicas modernas -como música en vivo, jugando con la «cuarta pared», códigos de videoclip, datos autobiográficos, participación del público- la compañía de teatro Rama lleva adelante con su obra «Ayún» una interesante experiencia escénica.

A base del amor como eje temático general (ayún en mapudungún habla de una forma de amar sincera y desinteresada), la dinámica de la obra muestra una serie de cuadros en que las emociones se abordan desde diversas perspectivas: social, de pareja, familiar, filial, de amistad o grupal. Si bien la performance actoral muestra algunos desempeños distintos, lo cierto es el que resultado general es poderoso y atractivo.

La intensa rememoranza de una abuela que marca con cariño la vida de su nieto, la defensa del amor filial de una madre trans, el desarrollo del arte como muestra de compromiso emocional y político, amigos que buscan recuperar espacios colectivos, la nueva mujer que se empodera desde su propio vuelo o el devenir emocional de una pareja constituyen algunos de esos cuadros con los que la obra reflexiona y propone.

Con un lenguaje simple; con ingeniosos recursos escenográficos; con sugerentes textos, melodías musicales y danza; «Ayún» abre una potente ventana durante casi una hora. Una ventana necesaria en las horas que vive el país. Una ventana que invita a mirar, a poner atención, a buscar lo que puede existir en común.

El desarrollo de los cuadros es vertiginoso, siempre a base de alguna sorpresa, teniendo constantemente la luz, la música o el silencio como cómplices en la narración.

«Varios indicadores y estudios confirman que la gente está más triste, angustiada o con mayores niveles de ansiedad y estrés. Frente a esta realidad ¿qué nos queda? ¿Cómo resistimos? ¿Cómo trabajamos nuestras emociones? ¿Cómo generamos mejores vínculos?», plantea la propia compañía en un texto sobre su obra.

Juan Pablo Iriarte, el director, enfatiza: «Nuestra respuesta es el encuentro y cultivar espacios donde nos miremos a los ojos. Indagamos cómo son las distintas formas de amar y cómo aprendemos a hacerlo, porque ese es nuestro lugar para resistir a esta sensación de angustia y caos en la que estamos viviendo”.

Uno de los impulsos de la obra se basa en una pregunta entre mágica, mística y tambien muy simbólica: ¿Cómo suena el amor? Aunque pueda no parecerlo en un mundo material o con las evidentes urgencias de lo cotidiano que se viven, lo cierto es que se trata de una pregunta esencial.

El país vive momentos de tensión que se relacionan con el modelo de sociedad que -al parecer- busca re-armarse. Hace sólo casi tres años hubo un intenso estallido social en Chile, una pandemia global y se viven instancias de reordenamiento sociopolítico. Parece una hora crucial en la que deben buscarse instancias de comprensión de las distintas miradas.

Pero desde un proceso que venga naturalmente desde abajo, no dirigido de manera ficticia desde lugares de poder. «Ayún» habla de una energía que existe sola, se mueve, tiene muchas y diversas expresiones, cuestiona lo modélico conservador, tiene vocación colectiva. Nadie sabe cómo se expresa, pero todos tienen una idea. Parece que lo más sano es juntarse a conversar sobre ella.

En varios sentidos la pieza dramatúrgica puede parecer ambiciosa. Pero la compañía toma atractivas decisiones para quitarle ese riesgo. El final, por ejemplo, es preciso, justo, totalmente adecuado y coherente con lo que ha ido quedando en el aire cuadro tras cuadro.

«Ayún» es una propuesta escénica que vale la pena disfrutar, tanto desde el punto de vista de la entretención como desde lo emocional y social. Un botón de muestra de lo primordial que es el arte para una sociedad. Casi como tomar un rico tecito en grupo.