Potente, jugada y ambiciosa es «Turba, el día que entramos en la historia», la primera incursión teatral de la compañía Manos Vacías. Se trata de una puesta en escena que a partir del proceso social que vive Chile en los últimos años reflexiona sobre los profundos componentes que lo nutren.
A base de cuadros que no entregan una historia convencional de comienzo a fin, pero que sí conforman un sólido cuerpo analítico, la obra se desarrolla de manera atractiva y eficiente, tanto por el intenso trabajo de los cuatro actores en escena, como de la punzante dramaturgia y la dinámica dirección.
Si el trabajo actoral es un potente caudal de energía y recursos histriónicos, la propuesta dramatúrgica entrega un texto asertivo, muchas veces ingenioso en su sarcasmo y siempre profundo en su mirada, aunque -a veces- un poco ambicioso en lo que busca abarcar.
La obra es potente porque a través de elementos variados (cantos, movimientos corporales, sonidos en formato background, grabaciones de medios de comunicación, apoyo audiovisual, escenografía móvil, cambios de vestuario) se construye una propuesta sólida, coherente y de alto vuelo.
Es, por cierto, una obra jugada: no se trata de un panegírico panfletario, es acuciosa en su mirada de crítica social y escapa con gracia del maniqueísmo. Por el contrario, indaga de manera reflexiva en varias capas temáticas, escudriña por la historia, la filosofía, la política y la economía dándole varias lecturas a las venas abiertas de América Latina desde el Chile que “despierta”.
El joven disléxico, la chica que se enamora del hombre equivocado, el caso de Edelmira que no lee noticias ni le interesa la política porque ella “debe seguir trabajando”, los ángeles caídos sobre un Santiago en ebullición social, el vagabundo que no reniega de su situación anónima en un sistema individualista y –sin duda- la original y muy bien lograda “reunión” de las más importantes revoluciones de la historia mundial, constituyen cuadros de altísima calidad actoral, dramatúrgica y dramática.
Manos Vacías puede ser una compañía joven o nueva, pero su entrada a las tablas es por la puerta ancha, con rigurosidad en todos los niveles, con una obra inquieta, propositiva, entretenida (aunque, tal vez, el calificativo no goce de “buena fama”) y, claro, también ambiciosa.
A veces el texto busca abarcar mucho y puede que confunda un poco. O algún cuadro no alcanza a dejar clara su propuesta. Pero en ningún caso se trata de aspectos que dificulten el equilibrado vuelo de la propuesta.
Las actrices Fernanda Narváez y Laura Mauriziano y los actores Jonathan Cuevas y Cristóbal Bravo ofrecen un amplio abanico de talentos al servicio de sus distintos personajes en escena: cantos, juegos de voces, lenguaje corporal y desplazamientos con belleza coreográfica y total credibilidad.
La directora Celeste Mena ofrece un trabajo asertivo y eficiente, mientras que Antonia McCarthy entrega un texto notable en sus capas y en sus reinterpretaciones. Manos Vacías es un atractivo juego de espejos que, a partir de esta inquietante obra, da sus poderosos primeros pasos en la reflexión teatral.
** Funciones hasta el domingo 24 de julio, incluyendo los días miércoles 20, jueves 21, viernes 22 y sábado 23.
– Entrada general $6.000.
– Estudiantes y Tercera edad $4.000
– Se solicita Pase de Movilidad actualizado.
Compañía Manos Vacías
Dramaturga: Antonia McCarthy Marambio.
Directora: Celeste Mena Mena.
Diseñadora: Rayen Morales Cayupán.
Elenco: Laura Mauriziano Zúñiga, Cristóbal Bravo Luengo, Fernanda Narváez Sandoval, Jonathan Cuevas Godoy.
Diseño Sonoro: Fernanda Narváez Sandoval.
Co-Producción: Josefa Schultz León y Antonia Fernández Bravo.