Obra de teatro “Levitas”: Una cruda radiografía de Chile

«Al nombre de Cristo, gloria y a su pueblo victoria» cantan y enarbolan con entusiasmo los personajes de la obra «Levitas», de la compañía Lafamiliateatro, actuada por Paly Pavez, Carolina Castro, Belén Herrera y Pamela Lizama.

Es una frase absolutamente elocuente del mundo que se describe y que es poderosamente cercana a la realidad actual del país, la región y también del mundo. La obra se centra en un aspecto en particular, la situación de abusos contra la mujer en el ámbito religioso evangélico, pero su proyección sociopolítica también forma parte del panorama.

La obra -escrita por Paly Pavez y dirigida por Eduardo Luna y Alexis Moreno- si bien es delicada y crudamente intimista, tiene la capacidad de poner en la mesa varios elementos de análisis. La temática ya descrita es –sin duda- el nudo principal de la obra, que si bien no contiene tantas capas como otras propuestas dramatúrgicas de la compañía, sí ofrece una estructura sólida y compleja que no la hace menos profunda.

Precisamente, uno de sus méritos esenciales es que -sin la necesidad de nombrarlos- la puesta en escena da cuenta de muchos elementos de fondo que contextualizan lo narrado.

Foto: Cultura y Tendencias

El reino

La realidad evangélica en Chile evoluciona profundamente en las últimas dos décadas. Ya no se trata sólo de algunos «canutos» locos que canturrean en las esquinas o recitan de memoria pasajes de la Biblia, como se caricaturizaba a ese sector antes. Hace sólo un par de décadas el país era casi 80% católico y el porcentaje restante se lo disputaban varias otras religiones con el ateísmo o el agnosticismo.

Hoy, sin embargo, entre el 15% y el 20% de la población chilena se dice evangélica. Eso implica casi cuatro millones de personas. Algo así como ochenta veces la actual capacidad máxima del Estadio Nacional de Santiago.

De ese alto porcentaje de evangélicos, la mayoría se ubica en iglesias pentecostales, por sobre las iglesias protestantes más históricas presentes en el país como anglicanos, luteranos o presbiterianos. Se trata de un avance intenso, que también se repite en muchos otros países de la región.

No por nada la poderosa matrix audiovisual de Netflix anuncia una segunda temporada de su serie “El Reino”, que se basa en el avance evangélico en América Latina –especialmente en Argentina- y sus consecuencias políticas y culturales en la región. «Levitas» si bien no profundiza en esas líneas, presenta una realidad que explica mucho el porqué del cuadro religioso pentecostal de hoy en el país.

Foto: Cultura y Tendencias

Presente hoy y ahora

Bajo la historia de Claudia, una joven evangélica que luego de un largo tiempo fuera de su iglesia regresa a ella, y Tavita –otra joven conocida de la primera- que la recibe como parte del coro, se va tejiendo una red de sucesos que explotan en el reconocimiento de abusos sexuales contra mujeres al interior de la iglesia, que son escondidos y hasta explicados por las propias integrantes de ella. Ruth y Concha son otros dos personajes que completan el cuadro y que van aportando con sus experiencias y visiones el potente desarrollo dramático de la obra.

Intensa, profunda y graciosamente, las actuaciones construyen personajes y atmósferas inesperadas y creíbles que dan cuenta de una evolución narrativa envolvente. Haciendo uso de recursos novedosos como la música en vivo, la iluminación y una pantalla grande con aportes audiovisuales, “Levitas” presenta una situación que va –por lejos- más allá de la historia misma que cuenta.

Los conocidos y abundantes casos de abusos sexuales en la iglesia católica de las últimas décadas y la construcción de una cultura evidentemente patriarcal en la sociedad chilena –que ha sido visibilizada gracias al fuerte movimiento feminista de los últimos años- constituyen un complejo caldo de cultivo que hacen de “Levitas” algo que claramente no es un hecho aislado, sino que –muy por el contrario- muy presente hoy y ahora.

Foto: Marcos Ríos

Realidad asfixiante

Las mujeres de la obra muestran como distintas generaciones han soportado ese peso, normalizándolo bajo el uso descontextualizado de signos religiosos, que sólo han sido instrumentos que permiten la repetición del abuso como una práctica constante. Fuera del ámbito religioso, se estima que las víctimas tardan en promedio unos siete años en denunciar actos de violencia. Dentro del contexto de la fe, este cuadro de no denuncia se extiende –al menos- a una década. Si es que se llega a concretar. No por nada en algún momento Claudia dice con desgarro “aquí no está Dios”.

Bajo la metodología de «ficción documentada», la construcción dramática y narrativa de la obra -que tuvo el financiamiento del Fondo Nacional de las Artes, Ámbito Regional 2020- es producto de más de dos años de investigación. No por nada tampoco es la primera obra de la compañía escrita por una mujer en las casi dos décadas de trabajo conjunto. Todo muy decidor de a sociedad en la que convivimos.

“Levitas” –alusión a una tribu judía que, según la Biblia, se preocupaba sólo del servicio religioso- propone una realidad asfixiante en un lugar específico, pero que sigue siendo muy demostrativo de un peligroso y habitual patrón de conducta en el Chile cotidiano, en ese Chile que demuestra poco desarrollo reflexivo, cívico y político, que comparte sin más unas tras otras las fake news en sus redes sociales y que constituye la base para un sistema que cimenta su poder en lo falso y en lo aparente, en el que siempre lo más fácil es esconder la realidad, no enfrentarla. “Levitas” es una cruda radiografía del Chile de hoy.

Foto: Marcos Ríos

** Temporada de la obra en el Teatro Nacional (Universidad de Chile) – Funciones del 12 al 15 de julio. Miércoles a sábado, 19:30 horas.

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«Levitas»

Dramaturgia: Paly Pavez

Dirección: Eduardo Luna y Alexis Moreno Venegas

Dirección Musical: Alexis Moreno Venegas

Elenco: Carolina Castro Faúndez, Belén Herrera Riquelme, Pamela Lizama Aguilar y Paly Pavez

Diseño Escénico: Karla Rodríguez

Música Original y Diseño Sonoro: Francisco Moreira Herrera – Vñvm

Realización Audiovisual: Eva Vera Cuadra

Dirección de Arte Audiovisual: Javiera Severino

Casting Pieza Audiovisual: Emilia Pavez

Voz en Off Pieza Audiovisual: Norma Norma Ortiz

Diseño Gráfico y Producción: Javiera Severino

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