El desfile de dudosos reggaetoneros, baladistas y comediantes de las recientes versiones del Festival de Viña del Mar profundiza una de las principales paradojas del evento: se trata de una competencia de canciones. Lo que durante mucho tiempo fue el corazón de la cita en la Quinta Vergara, hoy es sólo un momento incómodo para la TV.
Actualmente se trata del instante en que el público aprovecha de ir al baño o bajar de la tribuna para ir a comprar alguna merienda nocturna, mientras que en la transmisión televisiva el rating baja. En simples palabras, las “competencias” son el relleno en cada jornada festivalera.
Para que lo sepan las nuevas generaciones: hubo un tiempo –que se extendió, aproximadamente, hasta fines de la década de los 80- en que la competencia de canciones tenía tanta importancia como los astros que subían al show de la Quinta. Tan importante, que no eran seis canciones -como se estila hoy- sino que catorce las que luchaban por su propia Gaviota.
En los cuatro primeros días se dividían en dos grupos de siete para ser interpretadas en dos ocasiones. Y el quinto día se interpretaban las catorce canciones al hilo para determinar a los seis finalistas que cantarían en el sexto y último día. Todo eso seguido con atención y entusiasmo por los gritos del público que, a diferencia de hoy, se escuchaban claritos por la transmisión televisiva. Para todos, ese era el sello del festival.
El resultado de esa gloriosa época fue el nacimiento de verdaderos placeres culpables musicales que hasta hoy se escuchan y se pueden encontrar en YouTube.
A modo de remembranza, apelando al sano ejercicio del revisionismo histórico, se presentan a continuación diez canciones que nacieron en la competencia del Festival de Viña del Mar y que el tiempo las transformó en clásicos. Era la época cuando el certamen no sólo era un simple programa de televisión como lo es hoy.
1. “Julie”, Julio Bernardo Euson (1972).
Es en esta versión, la número trece, cuando comienza a transmitirse el evento a todo el país por intermedio de Televisión Nacional. En un ambiente que estaba extremadamente polarizado –a la cantante sudafricana Miriam Makeba se le ocurrió, en plena presentación, enviarle un saludo al presidente Salvador Allende- llega un cantante nacido en Aruba y representando a Holanda para llevarse la Gaviota de Plata con este temazo de amor. Con mayúsculas. Sí, puede sonar su letra a lugares comunes pidiéndole a su enamorada –en este caso, Julie- que regrese, que la echa de menos. Pero su melodía no te la puedes sacar de la memoria.
Tras esta victoria, Euson adquiere una tremenda popularidad en Chile, radicándose por estos lares. Incluso, se casa con una modelo de Don Francisco, la polaca Stanka Matic –muy popular entre los televidentes del programa Sábados Gigantes en esos años- y pone al aire una radio FM. Sin embargo, tras la crisis económica de 1982 que afecta al país emigra a Estados Unidos desde donde se sabe que se dedica a actor en películas de clase B.
PD: Nunca se sabe si Julie vuelve algún día…
2. “Laissez Moi Le Temps”, Romuald (1973).
Considerado el gran error en la historia del Festival de Viña, al no premiarlo como el ganador de la competencia de la edición número catorce. A pesar de los reclamos del público, este tema que representa a Francia queda en el segundo lugar siendo superado por “Los Pasajeros” de Julio Zegers, otra gran canción.
Cuento corto, aparece el cantante canadiense Paul Anka, le compra los derechos a los autores Jourdan y Caravelli, la arregla un poco adoptando su letra del francés al inglés, rebautizándola como “Let me try again”, y se la entrega a Frank Sinatra quien la transforma en un exitazo a escala mundial.
Una suerte de desagravio tuvo este tema cuando en la edición festivalera del 2000, el llamado Festival del Milenio, gana la Gaviota de Plata con la interpretación de Peabo Bryson (ganador del Grammy y voz de reconocidos hits del cine estadounidense), imponiéndose a otros clásicos que nacieron en la Quinta Vergara… “y que en el tiempo se quedaron”, como decía el animador Antonio Vodanovic.
3. “Mr. Music Man”, Janson (1974).
Con una vestimenta y movimientos de bailes considerados estrafalarios por algún sector de nuestro país –incluyendo al animador de esa versión festivalera, César Antonio Santis; pero era lo que estaba en boga por esos días gracias a la onda glam que abundaba en los países anglos gracias a referentes como David Bowie- llega este rubio inglés hasta la Ciudad Jardín.
Por presencia se impone, a priori, entre el público femenino. Y con esta canción, con ritmo muy pegajoso, termina en el tercer puesto de la competencia. Claro que la gracia de lucir una marioneta en su debut –como se aprecia en el video- le cuesta un llamado de atención por parte de la organización del certamen, que le prohibe llevar al monito en su segundo paso por el escenario.
El caso es que la intro de esta canción queda en la memoria, siendo utilizada como ídem en los años siguientes cuando TVN inicia sus transmisiones del festival. Eso dura hasta la aparición del jingle “Viña es un Festival/ música junto al mar”. Pero ésa es otra historia…
4. “Brevemente Gente”, Florcita Motuda (1977).
El hoy diputado Raúl Alarcón aparece en el escenario, en aquel año, vistiendo una jardinera amarilla, un beatle rojo y lentes de esquiador. Según él, para representar a un extraterrestre que venía a conocer a la gente del planeta Tierra.
Aunque el público de la Quinta escoge de inmediato entre sus favoritas a esta canción, la organización del festival le ordena al artista presentarse en su segunda noche con vestimenta normal. Para peor, y a pesar del alto rating entre el público en general, su tema no clasifica entre los semifinalistas.
Sin embargo, para la noche final el productor Jorge Pedreros –siempre visionario- invita a Florcita Motuda a ser parte de la presentación de la Cuatro Dientes, el personaje de Gloria Benavides que debutaba en el festival, a cantar como dúo “Brevemente gente”. Basta que la cantante lo nombre y la Quinta Vergara se viene abajo… tal como se aprecia en este video a partir del minuto 11’06”. Ni hablar cuando interpretan el tema, teniendo un efusivo coro de 20.000 personas.
Tal vez presionado por el apoyo popular, el jurado le otorgó a Raúl Alarcón la Gaviota como Mejor Intérprete de aquella versión. Algo es algo…
Bonus track: en este mismo video, a partir de los 23’48”, se puede apreciar el también debut del que algunos consideran el segundo Himno Nacional.
5. “Cancionero”, Hernaldo (1977).
Con pinta de hippie, en ese entonces el estudiante de Derecho en la Universidad de Chile, el nicaragüense Hernaldo Zúñiga, retorna al escenario de la Quinta después de tres años cuando en 1974 deslumbra con su tema “Ventanillas”.
En su regreso, ya más consolidado en su incipiente carrera musical, obtiene el segundo puesto con estas letras muy en la onda de lo que fue conocido como Canto Nuevo en nuestro país. Una composición muy relacionada con las convicciones que se viven en la región durante esos uniformados años.
Tras este logro, Hernaldo emigra a España en donde profesionaliza su faceta musical, revelándose como autor de éxitos para diversos cantantes. También, para su propia carrera… pero cuando vuelve a Viña del Mar en 1981 ya no es un «chascón setentero», sino que un baladista a toda regla con temas como “Insoportable bella”, “Procuro olvidarte”, “Nena” y “Ese beso que me has dado”.
6. “El tiempo en las bastillas”, Fernando Ubiergo (1978).
Quien es, en esos instantes, estudiante de Periodismo en la Universidad de Chile se había presentado en el mundo del espectáculo nacional sólo un par de años antes cuando gana el Festival de la Primavera con la canción “Un café para Platón”.
Su debut triunfal en la Quinta Vergara coincide con el inicio de las transmisiones en colores, lo que conlleva al uso de efectos y generador de caracteres en la pantalla, algo muy novedoso para la época. La canción es favorita desde que se escuchan sus primeros tonos. No en vano, tres décadas después tuvo un revival, con sus diferentes versiones, gracias a la serie de TV «Los 80».
En ese Festival de 1978 la prensa especula que la actriz italiana Gina Lollobrigida -invitada al jurado- mira con ojos no muy santos al joven cantante chileno, costándole -de paso- el pololeo que tenía en esos momentos el representante nacional. Pero, bueno, ese es otro cuento.
7. “María San Juan”, Gogo Muñoz (1979).
En febrero de aquel año aún había resabios de enemistad con Argentina, tras la cuasi guerra de dos meses antes. Aún así, llega Gogo Muñoz -un tipo de muy bajo perfil- quien con su canción con ritmo gitano conquista al entonces Monstruo de la Quinta, ungiéndolo como su favorito. Sin embargo, sólo llega al segundo lugar en beneficio del representante español.
Sin embargo, “María San Juan” se transforma en uno de los éxitos radiales en Chile durante 1979. Y Gogo Muñoz es tan bien recibido en Chile que se radica, escribiendo temas a diversos cantantes nacionales. Entre ellos, en 1988, a una jovencita que estaba iniciando su carrera y a la que se le avizoraba tremendo futuro: Myriam Hernández.
8. “Linda La Minga”, Santiago del Nuevo Extremo (1981).
Tras siete ediciones ausente, en la XXII versión del certamen retorna la competencia folklórica mostrando un nivel que en los años posteriores superaría, incluso, a su par internacional. En este redebut participa este conjunto ícono del Canto Nuevo, muy de peñas universitarias y Café del Cerro. Con su contagiante ritmo chilote, “Linda La Minga” era una de las favoritas para llevarse la Gaviota.
Pero el hecho de que el autor de este tema, Richard Rojas –y no Ricardo Rojas, como lo presentaban al anunciar la canción- era un conocido cantautor de tendencia de izquierda le pasó la cuenta. Un miembro del jurado de aquella edición admite que -finalmente- se escoge como triunfadora a “Ay Fernanda”, interpretada por el grupo vocal Santiago 4, ya que no se quería que en el retorno de esta competencia a la Quinta Vergara fuera ganada por artistas abiertamente contrarios a la dictadura.
Como siempre, algo de justicia divina: en las Fiestas Patrias de 1981 “Linda La Minga” figura entre las preferidas por los auditores de radio en todo el país.
Lamentablemente, la versión en YouTube de la actuación no tiene buena calidad de sonido, pero cabe destacar la presencia de un músico que luego tomaría importantes decisiones en el país: Nicolás Eyzaguirre.
9. “Pasajero de la Luz”, Fernando Ubiergo (1981).
Tres años después de su exitazo con “El tiempo en las bastillas”, Fernando Ubiergo vuelve a la competencia con esta canción inspirada tras la muerte de John Lennon, en diciembre anterior. Más allá de la letra que homenajea al líder de The Beatles, su pegajoso estribillo en inglés sirve para conquistar a la galería.
A pesar de ello, se queda con el segundo puesto de aquella versión siendo superada por “Waiting”, representando a Alemania e interpretada por Cherry Laine.
El propio Ubiergo admite que no hablaba una pizca de inglés, por lo que recibe ayuda de su amigo y director de orquesta Francisco Aranda para redactar ese coro y ponerle melodía. Y más, los sonidos finales de esta canción –se escucha mejor en la grabación original- son un guiño a la fanfarria final de “A day of the life”, uno de los grandes clásicos del conjunto de Liverpool. En resumen, otro te-ma-zo que nace en la competencia de Viña del Mar.
10. “Rapa Nui, Mi Amor”, Lorena (1987).
Nuevamente la competencia folklórica entrega una joyita para la cultura popular, ahora con ritmo llegado desde la Isla de Pascua. La canción es ideal para que el público –sobre todo, el de la galería- mueva las caderas con sus sones pegajosos.
Su intérprete, Lorena, se había hecho conocida en el Ranking Juvenil de «Sábados Gigantes». Y gracias a la popularidad que goza durante aquel certamen, incluso fue postulada como Reina del Festival, siendo superada por Irene Llano.
El caso es que para la edición del año siguiente Lorena fue invitada para que interpretara, otra vez, esta canción en la apertura del evento. Y por el sólo hecho de hacerlo… ¡el Monstruo de la Quinta le pidió la Gaviota de Plata! ¡Y se la dieron! Tras eso, nunca más se supo de la cantante.
** Los videos fueron tomados desde Youtube sin afán comercial.